La soga al cuello: Tanquianeros de Tanquián

Publicado el 02 noviembre 2021 por Pukko @MetropoliSLP

En el Partido Acción Nacional se aproxima un evento catártico y penoso, la disputa por la herencia de la abuela. Las facciones en pugna no representan una amenaza para el poder absoluto y autoritario del poderoso gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, vamos, ni siquiera les teme el alcalde de la capital Enrique Galindo Ceballos, y eso que (cosa aparte) les debe el 75 por ciento de los votos que le permitieron acceder al trono de la capital del estado.

El priísta estuvo en el momento oportuno, con pancartas y porra se apersonó justo cuando el ex candidato al Senado Luis Mahbub se volvió loquito con su idea de que quería ser candidato de la coalición porque en su interpretación del convenio, aun después del proceso interno panista debería haber un mecanismo para medirse en una final de “campeón de campeones”. Como que Mahbub se imaginaba que una encuesta o la esfera de la película de Mad Max (donde dos hombres entran y solo uno sale) habrían de definir quién sería el candidato. Ante la necedad del empresario, los personajes que tenían en sus manos la decisión optaron por el que ya portaba el ajuar, el richi Galindo.

Ni siquiera al farsante Juan Manuel Carreras López se le habría ocurrido una jugarreta maligna tan afortunada como al que llevó al alcalde a obtener el poder, y eso que en los meses de campaña, todos daban por sentado de que el gober Carreras era sumamente maquiavélico, tenía ligas, componendas y asociados en todos los partidos, excepto en uno, con el que ganó. Le apostó demasiado a su suerte y perdió.

Démosle su mérito a Enrique Galindo, chamaquearse a los jóvenes políticos panistas requiere cierto nivel de paciencia y mucho de incompetencia por parte de sus interlocutores, de los cinco regidores y regidoras panistas en el ayuntamiento de la capital no se hace uno, y eso que alguna de ellas abrevó de un político panista (ya extinto) de medianos vuelos, otro de apellido Fernández, hijo de un beneficiario del periodo neopanista de principios de siglo que se enriqueció rentando equipos de sonido y macetas para eventos cívicos. Un pequeño zoológico de dundos u estólidas.

Total que los panistas tienen media docena de direcciones de medianas para abajo en el ayuntamiento de la capital, poco menos de un diez por ciento de importancia e influencia en las decisiones políticas del municipio y una lista larguísima de lisonjeros suplicando por una chamba, la gran mayoría, no saben hacer otra cosa que acariciar el ego desvaído de algún jefe con poca autoestima. La clase política panista ha dejado de ser sectaria e ideologizada, ya no leen, y mucho menos pueden llevar el ritmo de un debate. Conveniencia y pragmatismo es su lema.

Volviendo al tema de la elección próxima para renovar la dirigencia estatal es menester mencionar que no debería haber conflicto aparente para definir el resultado, la correlación de fuerzas están muy establecidas y sin cambios con respecto de la designación inmediata anterior, el grupo “azuarista” (como es conocido) estaría refrendando su hegemonía por un periodo más. Xavier Azuara Zúñiga no es el santo de devoción de casi nadie, pero se mantiene en la cresta de la ola. Tiene un estilo disperso y a veces hasta descortés de hacer política, pero le funciona. A veces es mejor pasar por tonto, para poder pasarse de listo sin ser visto.

Xavier Nava Palacios lamenta mucho haber subestimado al triunvirato conformado por Xavier Azuara Zúñiga, Juan Francisco Aguilar y Rubén Guajardo, a pesar de sus excelente relaciones políticas en los círculos del poder nacional, nada pudo hacer para doblegar a los tres impetuosos políticos, terminó defenestrado y contendiendo por un partido que lo rechazaba. Barato le salía tres años atrás compartir el botín de la alcaldía, pero se sintió agredido y prefirió poner a sus cuates en las posiciones importantes como: secretaria general; tesorería; oficialía mayor y desarrollo social. Como decía mi abuela: “con su pan que se lo coma”.

Sin embargo, algo sucedió en el proceso electoral que podría alterar el rumbo de la próxima renovación de la dirigencia estatal, los reproches por las decisiones políticas han estado aflorando, el principal perjudicado es Xavier Azuara, el poder detrás de las decisiones del actual dirigente estatal, consciente o no, Juan Francisco Aguilar se ha tenido que comer las verdes para compartir las maduras. Eso puede funcionar un tiempo, pero los sacrificios deben ser compensados, de no ser así, al correr de los días se pierde el respeto y la gratitud.

Todo parece indicar que está ocasión Juan Francisco Aguilar y Rubén Guajardo caminarán por rumbo distinto que su ex cómplice Azuara Zúñiga, y es que la decisión de presentar como candidata a Verónica Rodríguez para muchos es un exceso, sin mayor experiencia política que su paso por el cabildo de la capital en la administración de Xavier Nava. Verónica es el alfil de un azuarismo que fenece como corriente política dominante. La candidata parece ser una persona bien intencionada pero en extremo ingenua, casi que tirando a buena gente.

Verónica Rodríguez lleva como fórmula a su compañero ex regidor Jaime Waldo, el personaje ha vivido a la sombra de un pirul, es el hombre de todas las confianzas de Octavio Pedroza Gaitán. Resulta penoso ver un político que casi gana una gubernatura mendigar una secretaria y unas cuantas chambas en el ayuntamiento de la capital, más pusilánime no podría haberse visto.

Quién sabe qué tan buena idea haya sido juntar en una misma fórmula a los pupilos de quienes todos los panistas responsabilizan de la catástrofe electoral del año 2021. Octavio no fue capaz siquiera de pelear por sí mismo, escogió la táctica del avestruz y su tibieza fue aprovechada por el candidato del verde que ya gobernaba desde el día siguiente a la elección.

El problema de Verónica Rodríguez será el mismo de siempre, ni siquiera su falta de presencia en los altos vuelos de la política estatal o su limitada comprensión de la maldad que le acecha, el tema es su color de piel, muchos dirán que no debería ser algo de lo que deba hablarse en pleno siglo XXI pero… Marco Antonio Gama Basarte y Sonia Mendoza Díaz podrán dar constancia expresa del hecho. Demasiado morenas para ser panistas.

En esta elección de mujeres dominada por hombres también se registró la ex diputada federal Josefina Salazar, muy endeudada y arrastrando viejas rencillas con antiguos aliados, si acaso conserva el respaldo de Xavier Nava, aunque ya no con la misma solvencia y displicencia de cuando soñaba con ser gobernador. Según tendrá como fórmula algún activo del grupo del senador Gama Basarte que aunque pocos pero muy locos aún conserva un bastión importante en la zona media del estado.

Por último, la tercera en discordia, Lidia Argüello, en el límite de edad para pasar a formar parte del panteón de las reliquias panistas, conserva el ánimo y el ímpetu de un adolescente, la mujer es panista de ralea, siempre en las lides políticas panistas conoce la historia antigua y reciente del partido. Llevará de fórmula a un huasteco que proviene del grupo del alcalde por el partido verde David Medina.

¿Y qué diantres tiene que hacer un alcalde de otro partido metido en la elección panista?

Muy sencillo, cobrar facturas, al igual que él, en todo el estado hay un campo minado de antiazuaristas y antipedrozistas que podrían definir la elección aunque ya ni militen o participen en el PAN.

La jugada de los diputados Juan Francisco Aguilar y Rubén Guajardo es evidente, desmarcarse del azuarismo y quedar como la única oposición real en el estado, atrincherarse en el congreso del estado y esperar pacientemente a ver pasar el cadáver de su enemigo. Xavier Azuara se juega su última carta en una mano muy arriesgada, si falla, pasará a formar parte de la lista de indeseables como Sonia Mendoza, Héctor Mendizabal y Eugenio Govea. Los que alguna vez fueron y ya no pueden ser.

Tanquianeros de Tanquián, piden pan y no les dan, piden queso y les dieron hueso, se les atora en el pescuezo, piden vino y si les dan, se marean y se van.

@gandhiantipatro