La soledad de las cajas negras

Publicado el 24 octubre 2012 por Alejandropumarino

Siegfrid era tan solo “un número de expediente en el Juzgado de Familia, un número de cuenta bancaria consagrada al reparto mensual de dividendos por orden de un juez, un dígito apagado, un consumado médico forense en materia de horas muertas”.

Apenas cuatro páginas bastan para saber que la novela está bien escrita; decía Oscar Wilde que los libros no eran morales o inmorales, que estaban bien o mal escrito y que eso era todo. Apenas media docena de hojas son suficientes para que la trama del libro ocasione adicción, y eso también es importante. Apenas un segundo para alegrarnos doblemente de que su autor sea español y asturiano, o al revés, que viene a ser lo mismo; y que resulta mucho más satisfactorio leer a un autor español que las traducciones, a veces dejando bastante que desear, de “best sellers”, las más de las veces escritos en inglés.

Mientras aprovecho la sobremesa del martes –la entrada se publicará mañana- para adentrarme en las páginas de la novela, encuentro que es un momento estupendo para enviar de nuevo a D. Alberto Zurrón las más sinceras felicitaciones.

La soledad de las cajas negras (Alberto Zurrón, Ojo x Hoja editora, 2.012)