Pero esto, como todo lo que se da por hecho, debe ser cuestionado, porque las posibilidades de equivocarnos son enormes. Un buen ejemplo para comprobarlo es preguntar por el número de sentidos que tenemos. Creo que estaremos todos de acuerdo en que la mayoría de la gente diría que tenemos 5 sentidos: gusto, tacto, olfato, vista y oído. Pero qué tal si introducimos un nuevo sentido que la antropóloga Kathryn Linn Geurts descubrió en un pequeño poblado de Ghana: el sentido del equilibrio. ¿Y si a esto le añadimos otros 4 sentidos?: el de la temperatura (termocepción), el del dolor (nocicepción), el vestibular (equilibriocepción) y elkinestésico (propiocepción).
Como se puede ver en este sencillo ejemplo, la realidad no siempre es lo que parece. La duda, el no dar nada por hecho, puede ser una buena manera de no equivocarnos, y es más recomendable todavía cuando hablamos de personas.
Resulta de suma facilidad dar por supuesto cosas que muchas veces no son lo que parecen. A este respecto, hay una “creencia” que siempre me ha llamado la atención, se trata de un slogan común en las empresas: “la soledad del líder”. ¿Es que a los líderes les gusta estar solos?, ¿ser líder significa que la gente te rehuya?, ¿por qué?. El ser humano es un ser social, por lo que la soledad forzosa puede resultar muy dolorosa, y es evidente que la gente no quiere sufrir. Entonces ¿de donde viene esta idea?.
No creo que a los líderes les guste sentirse solos, pero es cierto que hay determinados “líderes” con los que la gente no quiere estar. Pensando en ello se me ocurre que la diferencia puede estar entre la autoridad y el poder. La primera se gana, el segundo te lo dan. Cuando se gana la primera el segundo viene dado, el problema surge cuando alguien tiene poder pero carece de la autoridad y respeto de su equipo. Si no nos merecemos la autoridad y sólo tenemos el poder, es probable que comience el camino hacia la soledad del líder. Líderes que deben protegerse de su falta de autoridad comienzan a necesitar un entorno de refuerzo a su modelo de liderazgo. De una manera casi inconsciente, inducen a la gente de sus equipos a que le digan lo que necesitan escuchar. Comienzan así a construir una gran mentira. Un mundo que sólo él ve y que los que le rodean construyen a su gusto. Todos viven fuera de ese mundo, excepto el líder. Este tipo de líderes viven engañados, ajenos a la realidad, pendientes de sus deseos y necesidades, totalmente desconocedores de la realidad que le rodea, con una incapacidad enfermiza para interactuar con su entorno, para entenderlo. Pero estos mundos son caducos, duran tanto como el poder que ostenta su habitante, cuando este se acaba, el mundo se desvanece bajo sus pies. Lo único que perdura es la soledad. Una soledad que ellos mismos han buscado. Una mentira autoimpuesta ... todo esto me recuerda una película: el show de Truman. Gente que vive en mundos maravillosos, donde todo es idílico, donde son los protagonistas, los mejores, los más guapos, ...
El autodiagnóstico es importante. Planteo algunas preguntas para que podamos evaluar si sufrimos la soledad del líder: ¿la gente de tu equipo siempre te da la razón?, ¿siempre son tus ideas las que se llevan a cabo?, ¿desconoces los sentimientos o estados de ánimo de los miembros de tu equipo?, ¿no sabes nada de sus realidades personales?, ¿expresas los resultados del equipo en primera persona?, ¿reconoces y felicitas el trabajo de otros?, ¿ves un poco más allá de tu ombligo?, ¿te gusta escuchar y respetas las opiniones de otros?, .... y muchas otras que seguro que se os ocurren.
Hay muchas maneras de descubrir este engaño, y la más sencilla es preguntar. Pero lo que ocurre es que a este tipo de personas les da miedo preguntar, y eso puede ser porque de una manera u otra saben que todo lo que viven es una mentira. Preguntar podría suponer el final de esa ilusión, porque es eso: sólo una ilusión.
Con lo cual, eso de la soledad del líder es sólo un mito. Se trata de una soledad voluntaria, ellos mismos se aíslan del mundo que les rodea, el miedo y sus inseguridades le llevan por este camino. Los líderes que se ganan la autoridad y el poder nunca estarán solos, todo lo contrario, tendrán un gran número de personas que querrán trabajar con ellos.