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El pasado domingo se celebró en Mónaco el bautizo de los hijos gemelos de los príncipes soberanos y, como suele ser habitual en ese pequeño principado a orillas del Mediterráneo, el glamur fue uno de los elementos más esperados. La princesa Carolina se mantuvo en su estilo, siempre sorprendente pero en esta ocasión poco acertado, luciendo una gran pamela a las que suele ser tan aficionada. Respecto a la princesa Estefanía nada a comentar, excepto que quizás no fuese el estilo más elegante para una persona que ya ha cumplido los 50 años. Pero fue el look de la princesa Charlene el que llamó más poderosamente la atención, y no precisamente por su espectacularidad, sino por el paralelismo que guardaba con el llamado estilo Grace Kelly del que hemos hablado.
La princesa consorte vistió un conjunto acampanado de seda verde pálido con manga 3/4, de la firma Christian Dior, acompañado con un tocado de Dior Haute Couture a juego, que cubría un recogido en la parte posterior de la cabeza; un estilismo que recordaba, y mucho, al de su antecesora. Como complemento, lucía unos guantes blancos de talle bajo, muy similares a los que solía llevar la desaparecida princesa. ¿Homenaje de Charlene a Grace, o imposición de la Casa Principesca para seguir alimentado el mito? No lo sabremos.
Respecto a la ceremonia en sí, a pesar de que se siguió el ceremonial de cualquier bautizo católico, también fue ampliamente comentado el modo en que los bebés llegaron hasta la Catedral, cosa que hicieron en brazos de sus ayas (vestidas y peinadas ambas de la misma manera) y no en los de sus padres, que llegaron posteriormente, a diferencia de lo que suele ocurrir en el resto de bautizos reales y no reales. Se da por supuesto que la llegada al templo de padres e hijos por separado –tal y como ya ocurrió en los bautizos de la princesa Carolina y el príncipe Alberto- debe tratarse de una tradición que el actual soberano ha querido conservar. No obstante, los bebés tampoco estuvieron presentes durante la mayor parte de la ceremonia religiosa, a excepción del momento que recibieron las aguas bautismales, lo que también ha dado que hablar.
Apuntes y comparativa sobre tradiciones y ceremonial en los bautizos (para urbi et orbi)
En el caso del de los príncipes de Mónaco se eligió la Catedral de San Nicolás, conocida como Cathédrale de Mónaco o Cathédrale Notre-Dame-Immaculée, el principal lugar de culto del país.
En los bautizos reales es normal elegir los padrinos y las madrinas entre otros miembros de la realeza, dado que históricamente todos estaban emparentados. En el caso monegasco, se ha manteniendo la tradición católica de que cada uno de los príncipes hayan tenidoúnicamente un padrino y una madrina, que se han elegido entre los miembros de las familias de sus padres, alejados de la sangre real de otras casas europeas.
Debido a que los bautizos reales -especialmente los de los príncipes o princesas herederas- son casi un asunto de estado, es habitual que, además de los miembros de la familia, suelan ser invitadas autoridades gubernamentales del país y representantes destacados de la sociedad civil, tal y como hemos podido ver en el de los príncipes monegascos.
d) Respecto a la etiqueta, es evidente que no vamos de boda, por lo que los atuendos deben ser correctos y discretos, huyendo de brillos, trajes largos o esmóquines (aunque parezca evidente, nunca está de más recordarlo, dado lo que se suele llegar a ver).
En la mayoría de las casas reales suele existir la tradición de usar un faldón que pasa de generación en generación, pero en el caso de los bebés monegascos, ambos han estrenado faldón y, como no podía ser menos, el diseño y la confección se ha encargado en la Casa Dior.
En Mónaco, tras el acto religioso y el posado oficial ante los medios, se dispararon las correspondientes salvas de honor y se inició una celebración popular en las calles con la participación de La Palladienne, una sociedad folklórica dedicada a la conservación de la cultura y las tradiciones monegascas, así como de otros grupos de las regiones franceses de donde proceden los títulos nobiliarios otorgados a los pequeños príncipes: Les Baux-de-Provence en la Provenza (marqués de Baux) y Carladès en l'Auvergne (condesa de Carladés).
También hubo un acto institucional en el Salón del Trono del palacio de los Grimaldi, donde se condecoró al príncipe Jacques con la Gran Cruz de la Orden de los Grimaldi y a la princesa Gabriella con la Gran Cruz oficial de la Orden de los Grimaldi. A continuación, se ofreció un cóctel para 300 invitados y un posterior almuerzo en los jardines de palacio para 200, en el que se sirvió un menú elaborado por Christian García, chef de cocina del palacio del Mónaco. Aunque no se han publicado imágenes de dicho evento, a primera hora de la mañana si que se mostró el pastel vía Twitter.
En esta ocasión, y a diferencia de lo que suele ser habitual en la Casa Principesca de Mónaco, el balcón o las escaleras de palacio no fueron escenario de ningún saludo oficial, y las fotografías de grupo se realizaron en el interior y en el escalinata exterior de la Catedral. De momento, no hay noticia de ninguna del interior del palacio.
Para ver más imágenes:
Bapteme du Prince Jacques et de la Princesse Gabriella de Monaco
Para saber más:
Bautizo de los "Enfants Pincipiers"
El libreto de la ceremonia
Orden de los Grimaldi