Revista Cultura y Ocio

"La sombra", de John Katzenbach: un thriller tan inquietante como interesante

Publicado el 19 agosto 2014 por Lidiacasado


Título: La sombra
Autor: John Katzenbach
Traductoras: Cristina Martín, Laura Paredes y Raquel Solà
Editorial: Ediciones B
Género: novela negra, policíaca, thriller
Páginas: 464
Publicación: Noviembre 2007
ISBN: 978-84-9872-151-5

  En el Berlín de 1943 pocos vieron su cara, y nadie supo su nombre. Entre susurros era conocido como "Der Schattenmann", La Sombra, un despiadado delator judío que colaboraba con la Gestapo. Miami, finales del siglo XX. La vida del detective retirado Simon Winter da un giro repentino cuando recibe la visita de una aterrorizada vecina, una anciana cree haber visto a un fantasma del pasado. Cuando a la mañana siguiente aparece estrangulada, Winter es el único que sospecha la terrible verdad: un escurridizo asesino está exterminando a los supervivientes del Holocausto que viven en Miami.
   Me ha gustado mucho este thriller en el que me costó entrar por motivos quizá ajenos a la propia novela. Primero, porque la semana pasada estuvimos pintando la casa y nos dimos un palizón tremendo. No tenía ni fuerzas para sujetar el libro cuando quería ponerme con él, por la noche. Y, segundo, porque por un momento creí que iba a entretenerse en demasiados detalles alejados del núcleo central de la obra (algo que pensé mientras leía la minuciosidad con la que narra la detención de Jefferson), aunque a medida que continué avanzando en la novela me di cuenta de que sí, es verdad que a veces utiliza una narración tan detallada que ralentiza quizá en exceso la acción, pero que cada pieza de la novela está perfectamente medida para encajar en el puzle final. Como dice el detective protagonista cuando cae en la cuenta de lo útil que le puede ser el ex policía Simon Winter: me centré solo en lo fundamental y no vi lo accesorio. Bueno, pues en mi caso sería: quise que lo fundamental se desarrollase demasiado rápido y no me percaté que un buen thriller está perfectamente medido y que, por lo tanto, si se enreda tanto en contarnos la detención de Jefferson por algo será.
   Una vez superados estos obstáculos, pude disfrutar de una novela bien construida, que toca temas en los que quizá pensamos demasiado poco y que incluye procesos policiales/judiciales no muy frecuentes en las obras del género, como son, por ejemplo, las negociaciones y los pactos de la fiscalía o el propio trabajo de los fiscales.
   Hablo de temas en los que quizá no pensamos demasiado y parece mentira teniendo en cuenta que la trama central nos remite al Nazismo y al Holocausto. Pero es que es verdad que hemos visto muchas películas y leído muchos libros sobre cómo se vivieron aquellos años pero... ¿y qué pasa en la actualidad? ¿Cómo han vivido las víctimas de aquella brutalidad? ¿Han tenido una vida feliz, han podido dormir en paz, han construido una cotidianidad llena de amor y tranquilidad? ¿Han podido olvidar? ¿O, por lo menos, han podido convivir con sus recuerdos? Eso por no hablar de las preguntas que me surgen cuando pienso en los posibles supervivientes del otro lado, el de los verdugos. ¿Han sido capaces de continuar sus vidas sin remordimientos? ¿Han llegado a ser felices? ¿Han asumido la magnitud de lo que hicieron? ¿Habrá quien siga creyendo que lo que hicieron bien hecho está?
   La novela intenta responder a preguntas como estas y pone el dedo en la llaga al hacer mención de cuestiones tan abyectas como el Revisionismo (es decir, el movimiento que cree que el Holocausto no existió o que ha sido una exageración histórica) o la posibilidad de que haya verdugos infiltrados entre las víctimas, viviendo como ellos, viviendo CON ellos, por salvar su vida o por cualquier otro motivo.
   Más allá del thriller bien medido e interesante de leer que acabo de terminar, me quedo con todas estas cuestiones de fondo en las que no me había parado tanto a pensar como en la vivencia de los campos de concentración. Aunque sea de pasada, Katzenbach plantea otros temas relacionados que me han dejado preguntas y poso, como el sentimiento alemán tras todo lo ocurrido, la recuperación de la memoria y, sobre todo, la necesidad de que todo aquello no se olvide, que sigamos teniendo la certeza de que fue real. Porque van pasando los años y la muerte o la vejez van haciendo desaparecer a los testigos y van provocando que la persecución de los culpables sea cada vez más laxa (uno de los personajes habla de la pérdida de peso de estos casos en las instancias judiciales y policiales). Y solo si recordamos y mantenemos la certeza de que alguien fue capaz de tanto horror podremos (que no fue una exageración, como los revisionistas que aparecen en la novela quieren hacer creer) nos mantendremos algo a salvo de volver a repetir aquellos errores. Digo algo porque los informativos nos demuestran cada día que el hombre es un peligro para el hombre y que el odio, el rencor o el sentimiento de superioridad tienen más peso que la solidaridad, el amor, la empatía o la convivencia. Triste humanidad.
   Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto 100 libros: 73/100 
  • Reto Autores de la A a la Z: K
  • Reto Eternamente pendientes: 1/10 
  • Reto 12 meses 12 libros: 6/12
  • Reto Encuentra al personaje: 29/36
  En La sombra he encontrado al personaje que haga un dibujo de cualquier tipo que pedía el Reto Encuentra al Personaje. Se trata del dibujante que realiza el retrato robot de la Sombra:
 Hizo una seña al dibujante, el cual se estiró igual que un perro que acaba de despertarse cerca de la chimenea y se acercó con su maleta.
- Es todo suyo -dijo Robinson.
- Muy bien, señor Jefferson -dijo el hombre-. Vamos a proceder muy despacio. Hágase una imagen mental del hombre que vio. Yo voy a mostrarle una serie de formas de cara distintas, y muy pronto tendremos un retrato de ese individuo.
Jefferson hizo un pequeño gesto con la mano.
- Por mí, vale.
El dibujante sacó una serie de transparencias sobre unas hojas de plástico translúcidas.
- Empezaremos con la barbilla. Voy a enseñarle varias formas, y usted ha de concentrarse en lo que recuerda. Mándeme parar cuando dé con la forma buena.
- Oiga, detective -dijo Jefferson-. Si detiene a ese tipo, ¿pedirá la pena de muerte, igual que ha hecho conmigo?
- Desde luego.
Leroy asintió con la cabeza y arrugó la frente en un gesto de concentración. Volvió la vista a las láminas de plástico.
- Jamás hubiera imaginado que iba a ayudar a la poli a freír a alguien -comentó-. Pero ese tipo era un asesino. -Señaló una de las formas esparcidas en la mesa frente a él-. Vamos a empezar con ésa -dijo.
Robinson cambió de postura y observó el meticuloso proceso de ponerle cara a la Sombra
(páginas 321-322).

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