En el París de los años treinta, uno de los ladrones más buscados de toda Francia recibe una extraña nota. En ella, bajo un enigmático seudónimo, se le ofrece el que puede ser el trabajo más importante de su vida.
Una mansión siniestra, un anciano demente que repite de forma incansable historias desconcertantes, un ama de llaves sin escrúpulos, una cocinera que esconde algo, un jardinero silencioso como un fantasma, secretos ocultos en las paredes...
Si desea alcanzar su objetivo, deberá dejar atrás todas las premisas que le han mantenido con vida en el pasado.
Accederá a convertirse en una pieza de ajedrez, movida, desde las sombras, por una mano desconocida.La partida está a punto de empezar, y con ella se desvelará un engaño mundial urdido décadas atrás.Que comience el juego.
Editorial: autopublicado (2022)
Nº de páginas: 307
Formato: Tapa blanda / Versión Kindle
ISBN: 979-8412920528
Precio: 14,90 € / 2,99 €
Segunda de las novelas de la autora que cae en mis manos y segunda agradable tarde de lecturas que paso en compañía de unos cómodos cojines que me ayuden a viajar, a través de los ojos de la Gioconda y de la propia Alejandra, a través del tiempo, el mismo que sucumbe a los engranajes de una imaginación desbordante para crear tramas reflejadas, sólo reflejadas, en una realidad reinterpretada "al dente".
Es increíble cómo la literatura puede contarnos tanto acerca de una persona. En este caso, identifico un estilo, peculiar, personal, de escribir, la firma que todos aquellos que escriben buscan y no siempre encuentran. Se trata de un derroche de imaginación al servicio de un fin, que bien pudiera ser la fama y otras cumbres difícilmente alcanzables, pero que en este caso se conforma con divertir, entretener, hacer pasar un buen rato, regalar un tiempo invalorable de ocio de calidad, tardes de sofá y cojines, emociones, al fin y al cabo, hiladas para tejer ese tejido que se adhiere a los rincones de la memoria.
Dicen que La Gioconda, Mona y Lisa al mismo tiempo no posee sombra. No es así. Alejandra de San Cristóbal lo sabe y lo cuenta en clave de suspense. Es momento para descubrir si esa sombra es real o ficticia, un artefacto o un ente, sueño o realidad. Y de la sombra surgen las directrices que sirven para reunir en una mansión a cuatro personajes, o cinco, o seis, en torno al cuadro más codiciado del planeta. La pregunta siempre es y siempre será aquella que redunde en las causas de la notoriedad de tan enigmático lienzo, quizás no el de mejor ejecución, aunque seguro que de los arropados con mayor carga de misterio. Y mencionando la palabra "misterio" se deriva el resto de la reseña.
El lenguaje utilizado es cómodo y efectista, distante a los cultismo que tanto valor suelen conceder a manuscritos que terminan marchitándose en la profundidad de las estanterías. La autora elige, con buen criterio, es estilo directo, a veces coloquial, para aportar más realismo a una historia no real. Su fórmula, sus secretos y el engaño, necesario, para rendirnos como lectores. Buen truco.
Me gustan los guiños históricos en forma de verdaderos cameos de pasajes que encajan a la perfección con la línea narrativa y con la contextualización espaciotemporal a seguir. En esta ocasión es el propio Titanic en su parada en Cherburgo o la mismísima Coco Chanel las armas que sirven al propósito de dejar una impronta en un compendio de páginas queridas, difíciles de abandonar antes de que el desenlace se nos muestre no tal como es sino tal como ha sido diseñado, en respuesta a criterios creativos inalienables.
¿Conocen a Eric "el belga"? Quizás fuera un simple imitador de Bernard Sartre, un simple funcionario con dotes para la pintura que terminó torciendo su camino en pro de metas mayores, un hombre que delira en sus postrimerías y de cuya falta de cordura deberán aprovecharse aquellos a los que se les ha encomendado una misión, quizás la más compleja de las que han llevado a cabo en sus vidas los personajes, los eternos protagonistas.
Si quieres hacerte con un ejemplar lo puedes hacer desde el siguiente enlace: La sombra de la Gioconda