La pareja principal atraviesa un dulce momento, ya que está esperando gemelos. Además, Anna, la hermana de la escritora de Fjälbacka, también está embarazada y ahora, una vez superadas las dificultades de su relación, es el mejor apoyo que Erica pueda tener.
Como es habitual, la autora intercala pasado y presente en lo referente a la trama policíaca, a la par que continúa desarrollando a sus personajes fijos, no solo a la pareja principal. En esta entrega, Anna cobra una mayor relevancia, mientras que Erica se reafirma como protagonista indiscutible frente a Patrik.
Para mí, los personajes de la serie ambientada en el pueblo sueco son como de la familia. Me sumerjo en la historia de la pareja y familia, cuan pez en el agua. Disfruto mucho viendo cómo evolucionan todos y cada uno de ellos, y no solo tratando de adivinar quién es el malo del libro. Ayuda muchísimo, a que no me falte oxígeno y quiera más, el estilo sencillo y, sobre todo, cercano de Läckberg.
El final de la penúltima novela que compone la serie es de infarto y ¡ojo! no me refiero al desenlace del caso, previsible en cierto modo, aunque con sorpresas. El cierre de este libro es espectacular, pues aunque ocurre algo que esperas, son más de cuatrocientas páginas con la mosca detrás de la oreja y esperando que pase, hay otro hecho que es totalmente inesperado. Camilla Läckberg deja noqueado al lector y con una extraña sensación: una mezcla terrible de deseo y temor a enfrentarse a las páginas de esa séptima y última novela que llevará por título, según parece ser, El guardián del faro.
Agradecimientos Maeva