"La sombra del águila" de Arturo Pérez-Reverte

Publicado el 11 agosto 2016 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo

La sombra del águila narra una historia basada en un hecho real: durante la campaña de Rusia de 1812, en un combate adverso para las tropas napoleónicas, un batallón de antiguos prisioneros españoles, enrolados a la fuerza en el ejército francés, intenta desertar, pasándose a los rusos. Interpretando erróneamente el movimiento, el emperador lo toma por un acto de heroísmo y ordena en su auxilio una carga de caballería que tendrá imprevisibles consecuencias.

Datos técnicos

Nº páginas: 160 pags
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788420474694

"La sombra del águila, bajo la que se baten los valientes. Como esos españoles de allá abajo, en mi ejército de veinte naciones. Mírelos: bajitos, indisciplinados, con mala leche, siempre tirándose unos a otros los trastos a la cabeza...Y sin embargo, bajo la sombra del águila imperial van hacia la muerte como un solo hombre, en pos de la gloria."

Como quien pica un poco de ensalada entre el primero y el segundo plato me decidí a leer esta pequeña novela histórica de ciento sesenta páginas, entre otras dos de mucha mayor duración.

Y me lo he pasado como un enano.

Vaya por delante que yo disiento significativamente con Pérez-Reverte de algunos planteamientos básicos de su literatura y, parece ser, de su vida. Pero me tengo que rendir irremediablemente a su grandeza como escritor...

Además de que el enfoque general, el argumento, el estilo y (algo menos) la estructura poseen una originalidad considerable, en realidad es un documento verdaderamente didáctico. Tenemos una excelente oportunidad de aprender un cachito de historia, mientras nos reímos por no llorar.

Y es que La sombra del águila tiene un componente humorístico insoslayable combinado con algo tan terrible como el conflicto bélico.

Sucede aquello tan gratificante de que te cuenten los hechos bélicos más duros y más crueles, pero tamizados por el filtro de la risa floja al retratar jocosamente la humanidad y, acaso, el patetismo de los seres involucrados en tan infausto evento como es una guerra.

A mi gusto, se pasa de gracioso en algunos aspectos como los nombres ficticios asignados a los mandos napoleónicos.

Ello queda ampliamente contrarrestado por una lucidísima visión del ambiente militar, del vaivén de los acontecimientos políticos europeos de principios del XIX e incluso de la condición humana cuando los individuos se ven atrapados en casos extremos.

Por si fuera poco, hay un excelente equilibrio entre la agilidad de la acción y la sensación de incontestable realidad que te infunde esta narración de las penalidades en el durísimo invierno ruso. Conforma una visión muy completa del panorama asolador.

"Columnas de rezagados, combates a quemarropa en la nieve, hordas cosacas acuchillando a espectros en retirada demasiado embrutecidos por el frío, el hambre y el sufrimiento para oponer resistencia (...) Batallones exterminados sin piedad, pueblos ardiendo, animales sacrificados para comer su carne cruda, compañías enteras que se tendían exhaustas en la nieve y ya no despertaban jamás. Y mientras caminábamos sobre los ríos helados, envueltos en harapos, arrancando las ropas a los muertos, pasando junto a hombres sentados inmóviles y rígidos, con los copos de nieve cubriéndolos lentamente como estatuas blancas, el aullido de los lobos nos seguía a retaguardia, cebándose con los cuerpos que dejábamos atrás en la retirada."

Indirectamente vemos tratado el tema de la lealtad, de la valentía y de alguna que otra cosa relacionada con el mundo castrense.

Como pegas, le atribuiría un perdonable aunque insistente tufillo a chauvinismo español.

Y la corta duración. No me hubiera importado en absoluto saber un poco más sobre el pasado de esta Sección 326 o sobre qué les deparará tras la última página.

Pero vamos, que tras unos breves ratos de lectura te acabes sintiendo un poquitín más culturizado, te rías por el camino y te quedes con ganas de más es algo que recomiendo encarecidamente a cualquiera que se precie de ser lector, o de ser humano.

Y es que una simple ensalada, si está bien aliñada, puede saber a veces más rica que los propios platos estrella.