Título: La sombra del Kasha
Autora: Miyuki Miyabe
Editorial: Quaterni
Género: Novela negra, policíaca
Páginas: 352
Precio: 19,50€
Sinopsis:
Cuando una hermosa joven se desvanece en Tokio, el prometido de ésta pide ayuda a su tío, inspector de policía, con la esperanza de que lo ayude a encontrarla.
El detective no tarda en averiguar que la joven no es quien dice ser y oculta un oscuro pasado.
Su búsqueda lo llevará a recorrer las ciudades más importantes de Japón y sumergirse de lleno en el peligroso submundo financiero donde las deudas astronómicas y la Yakuza empujan a las personas al borde de la desesperación, a cometer actos al margen de la ley, e incluso al suicidio.
En este escenario, gastos desmesurados, bancarrotas personales, identidades robadas y prestamistas sin escrúpulos conforman una mezcla letal.
Con esta novela de suspense, Miyuki Miyabe se convirtió en una de las autoras más leídas de su país, ganando además el prestigioso Premio Shugoro Yamamoto, y obteniendo el galardón de Mejor Novela de Misterio y el de Libro del Año en Japón.
Un relato desgarrador New York Times
Un libro cautivador... Un ingenioso rompecabezas con crítica social como telón de fondo Washington Post
Un apasionante retrato de la vida japonesa actual . San Francisco Chronicle
Enormemente absorbente... combina con ritmo magistral elementos de la mejor novela de suspense con matices psicológicos, hasta lograr un relato absolutamente inquietante. Publishers Weekly
Opinión de MJ:
Creo que lo mejor en este caso será empezar por comentar la portada, y no por lo que sea lo primero que nos llame la atención, sino porque ésta, junto con el título, dan a error... Error que hará que más de uno y una lo compren creyendo que tratará de una cosa, para que luego sea justamente algo diferente. Esto fue lo que me pasó a mí.
En la portada vemos los típicos farolillos orientales que se pueden ver como elementos decorativos y para iluminar en los establecimientos más tradicionales; y arriba de éstos, las caras de dos bellas mujeres, ligeramente parecidas, y en el centro de ambas, un rostro podrido. Viendo esto, bien podemos pensar que estamos ante un libro de terror (por la cara putrefacta y su expresión), o al menos de un libro fantástico... No creo que mucha gente vaya con ese careto por ahí.
Además, para reafirmar la idea de que el libro será de terror o fantástico tenemos el término "kasha" en el título. Para la gente que no lo sepa, kasha significa lo siguiente:
"Espíritu maligno que se manifiesta en los ritos fúnebres para robar y devorar las almas de los cadáveres. En Japón, los velatorios son muy ruidosos para alejarlo."
Joder, con todos esos elementos, ¿cómo no pensar así?
El libro ni pertenece al género fantástico ni al de terror. Es una novela negra. ¡Toma ya! Trata de la desaparición de la prometida de un chico que tiene como familiar a un detective, así que mediante la narración de este detective iremos conociendo la historia, a las víctimas, el modus operandi, el móvil que lleva a la chica a todos esos actos, etc.
Es una novela policíaca, punto. Sin olvidarnos su puntillo (en realidad es más de un puntillo, hay mucho) de crítica social, económica y política que se hace a la sociedad japonesa.
Esto me decepcionó muchisimo, no el tema de la crítica, eso me gusta, sino el encontrarme con un género totalmente diferente a lo que me pensaba. Engañan bellacamente con esa portada y título.
Tras leer el libro creo saber la relación entre el término "kasha" con lo que acontece en el libro. Esa palabra viene a advertirnos de algo/alguien que devora (se aprovecha) de los difuntos, lo cual viene a ser lo que hace la protagonista. Creo que hace cierto paralelismo entre las dos cosas, lo cual está muy bien pero como he dicho, lleva a error.
El segundo problema que le veo al libro es la falta de mapa. A ver, soy amante de la cultura japonesa, por lo que algo de geografía nipona sé, pero no tanto como para leer este libro (en el que se viaja mucho) y enterarme de todo. No creo que le costase tanto a la editorial el poner un pequeño mapa de Japón, con las principales ciudades marcadas para tenerlo como guía y no sentirnos tan perdidas mientras leemos la novela.
Y el tercer y último problema que le encuentro es su ritmo. Lo mismo es frenético, no por la acción, sino por los descubrimientos, los giros argumentales y el conocer la verdad sobre las bancarrotas japonesas; que pega un bajón por tanta vuelta que le da el investigador a lo mismo sin llegar a ningún sitio aparente, por dar la información tan fragmentada que te cuesta horrores unirla, etc. Tiene partes que se leen muy rápidamente, pero otras que leerlas supone un suplicio.
Pero no todo en el libro es negativo, también tiene puntos positivos.
Aunque no es una novela con tintes fantásticos o de terror, si tiene un misterio a desentrañar. Una chica desaparece, y lo que en un principio nos puede hacer pensar que es una simple desaparición/secuestro/sucedáneo, en realidad una huida frenética por parte de una chica con varias identidades que no puede hacer otra cosa que huir, mentir y seguir haciendo lo mismo una y otra vez.
Gracias a este personaje femenino y al investigador, la autora hace una dura crítica a la sociedad compradora compulsiva que es Japón desde hace años. Utilizan tanto la tarjeta para comprar tonterías, las necesiten o no, que es de lo más normal que las familias estén más endeudadas de lo que deberían, o incluso que tengan que declararse en bancarrota. Y no, esto no es algo puntual, está bastante extendido en Japón (y en Corea del Sur también hay indicios de ello). Ejemplos los encontramos en varios doramas realistas y en la vida familiar de más de uno y de dos cantantes/actores asiáticos que se metieron en el séptimo arte para poder ganar dinero para su familia, la cual estaban en una situación calamitosa (completamente en bancarrota). Me enorgullezco de casi no utilizar mi tarjeta ;)
En relación al tema de las tarjetas, hay un largo capítulo dedicado enteramente a la explicación de los tipos de éstas con sus pros y sus contras, el crecimiento en la utilización de las tarjetas, las consecuencias, etc. La verdad es que al principio se hace un tanto pesado, pero en realidad es muy muy interesante. Un ejemplo sería el párrafo que os pongo a continuación:
"Pero ya le digo, el interés es como el maquillaje de una mujer: se hace más y más espeso conforme va pasando el tiempo. Incluso el concepto préstamo levanta de por sí sospechas. Todo el mundo sabe, los jóvenes más que nadie, que acudir a un prestamista no trae nada bueno. Pero coger prestado de una tarjeta de crédito, eso ya es harina de otro costal. Si miramos más detenidamente, los tipos de interés alcanzan entre el veinticinco y el treinta y cinco por cierto al año, o sea, casi lo mismo que con los prestamistas. Quizás esta concepción se deba a que los métodos de cobro resultan bastante más discretos. Pero lo cierto es que da la impresión de que utilizar una tarjeta de crédito es algo práctico y seguro. Ese es el primer error."
Tras meterse duramente con el sistema económico en general, y con las pobres economías familiares en concreto, pasa a criticar a la sociedad en su conjunto y al papel de la mujer en Japón:
"Aun así, tratar a una chica de veinticinco años como una inútil en el seno de le empresa, era algo terrible.
-(...) Pero para el trabajo de oficina, siempre prefieren que las chicas sean lo más jóvenes posible. Veinticinco roza la fecha de caducidad. Por supuesto, en las noticias siempre escuchas: Los tiempos han cambiado. Hoy en día la mujer sigue siendo joven cuando llega a los treinta, pero es todo mentira. Una chica de veintiún años empieza a sentirse vieja cuando una de veinte llega a la oficina."
Cabe decir que en un fragmento anterior ponía que la muchas oficinistas tienen como trabajo el preparar café y té, nada de lo que se supone que deberían hacer. Eso se lo dejan para los hombres.
Hace muchas más críticas, pero hubo una que me mató, me dejó sin aliento. Vale que allí se toman muy en serio el tema de la comunidad, el grupo y la familia por encima de los temas personales, pero esto que os pongo ahora no me lo esperaba:
"Antes de la ocupación estadounidense a finales de los 40, el individuo no poseía derechos en Japón. (...) La familia siempre había constituido la unidad de referencia a ojos del sistema jurídico. El núcleo familiar respondía a las acciones de sus miembros. Todo aquello de no hacer nada que pudiera desprestigiar la imagen de la familia no era una simple lección confuciana.
Y todavía hoy en día, la persona no existe como tal."
Este libro se me antojó raro, seguramente porque me esperaba una cosa y me encontré con otra muy diferente, pero quitando eso, no está mal. No es una novela buenísima que se convertirá en bestseller, aunque es más que recomendable para la gente que esté interesada en saber cómo es Japón y sus gentes, su forma de pensar, de actuar, de organizarse, de apoyarse, sus modales... Todo esto con sus críticas correspondientes para hacernos pensar.
Resumiendo, no es un gran libro, hay que cogerlo sabiendo lo que te vas a encontrar. Y si aún así se quiere seguir leyendo para saber cosas sobre la vida en Japón, ¡es tu libro!
Puntuación: