La Sonata del Silencio (Paloma Sánchez-Garnica)

Publicado el 18 diciembre 2015 por Bookworm

"... las que tenían el capricho de emplearse estaban quitando, con su actitud, el trabajo a un hombre, privándole de la oportunidad de hacer lo que era su derecho..." (365/366)

"... el puesto de la mujer en la casa, y a la calle únicamente para acudir a la iglesia y a actos piadosos" (366)

Cuando Marta Ribas, la protagonista de esta historia, conoció a Antonio Montejano, su marido y se enamoró de él, no imaginaba lo que la vida le tenía reservado. Marta, hija de un diplomático, que tuvo la oportunidad de viajar por distintos países, de vivir en París, de hablar varios idiomas, de tocar el piano a la perfección, y en general, de ser una mujer con una gran cultura, cuando se casó con Antonio aceptó que a partir de ese momento ella debía hacer lo que él le mandaba porque para eso él era el hombre de la casa, y aunque al principio las cosas no les fueron del todo mal y no les faltaba de nada, dinero, posición, cierta categoría... su historia se complica cuando su marido por hacer "un favor" a un amigo, es encarcelado injustamente y de la noche a la mañana lo pierden todo.

Para "ayudarles" en ese difícil momento, está Rafael Figueroa. Rafael es Notario y amigo de toda la vida de Antonio y por hacerles "un favor" les comprará el magnífico piso en el que viven (que convertirá en Notaría) y les arrendará un cuchitril, que no llega a categoría de vivienda ni echándole imaginación, desde donde añorarán su viejo hogar, mientras la rabia, el resentimiento y esa sensación de continua deuda y de estar viviendo de la caridad de la familia Figueroa, les va carcomiendo por dentro cada día un poco más.

Rafael da trabajo en la Notaría a Antonio cuando sale de la cárcel, pero cobra tan poco que apenas reúnen suficiente dinero para poder llevarse algo a la boca, o para poder comprar carbón durante el frío invierno, así que cuando Antonio cae gravemente enfermo, a Marta no le queda otra opción que aceptar un empleo como asistente de una rica dama italiana.

Por aquel entonces, si a una mujer se le ocurría trabajar fuera de casa, debía estar autorizada por su marido (o su padre) y ser éste quien firmara el contrato. En el caso de Marta, será Próculo, un sacerdote, amigo también de juventud de Rafael y Antonio quien estampará su firma para que pueda trabajar.

"... lo que más le soliviantaba era la insolencia de su mujer por aceptar algo a lo que él se había opuesto manifiestamente... (345)

A partir de ese momento, la cosas empezarán a cambiar para Marta y su hija Elena, pero para su marido será una humillación porque independientemente de lo que él pueda pensar, es más importante lo que piensen los demás y efectivamente, Marta se convertirá en la "comidilla" de un vecindario lleno de santurronas y meapilas (empezando por Virtudes y Virtuditas, la mujer y la hija mayor de Rafael), que se pasan el día cotilleando, malmetiendo y por supuesto rezando y es que no tienen la mas mínima duda de que si las cosas les empiezan a ir mejor con tanta rapidez, es porque Marta ha tenido que perder "la virtud" por el camino.

En fin, son muchas las cosas con las que tendrá que bregar Marta, porque su historia y la de quienes la rodean está llena de secretos. Todos tienen algo que ocultarse unos a otros, sin saber que muchas veces que eso que ocultan no es tan "secreto", pero como casi siempre ocurre, al final los hechos del pasado acaban afectando al presente, y este caso incluso parece que la historia en algún momento se repite en los descendientes de estos personajes.


A mí una de la cosas que más me ha gustado de la novela y a la vez con la que más me ha costado lidiar, es con el retrato de la época. Creo que la ambientación está estupendamente lograda, pero leer ciertas cosas que se aceptaban sin más en aquella sociedad, me removían por dentro y me hacían hervir la sangre. En más de una ocasión he querido que Marta abriera los ojos, zarandearla y que espabilara. Podría llegar a entender esa sumisión en algún otro personaje, pero ella, con esa educación de la que pudo disfrutar, que aceptara sin mas ese destino... rotundamente NO.

Para mí es complicadísimo ponerme en la piel de una mujer de aquella época, viviendo bajo unas Leyes absurdas, que por supuesto no medían con el mismo rasero los actos de hombres y mujeres. Ser consciente de que tu marido te podía pegar un tortazo, o una paliza (tanto daba) y que la Ley le amparara a él...

"Si ya lo dice el refrán, a la mujer y a la burra, cada día una zurra..." (498)

Vivir en una España rancia y de doble moral, donde las beatas hipócritas y mojigatas se pasaban el día confesándose (a saber de qué), siguiendo las directrices de una Iglesia que tenía un enorme poder sobre la vida de los ciudadanos, buscando siempre el "pecado" en los demás, sin ser capaces de ver los propios...

"... es necesario alejar con firmeza y determinación de los peligros a la juventud y, sobre todo, a las muchachas, porque son ellas las más vulnerables a ese monstruo que es el cinematógrafo ... [...] ellas son el futuro de las familias de este gran país: las futuras esposas y madres de la Patria y de la Iglesia..." (338)


Esta es la historia de los vecinos de número 10 de la Plaza del Ángel, un variopinto conjunto de Camilín, que ha tenido la mala fortuna de nacer en una época en que amar como él ama es un delito personajes, algunos encantadores y otros no solo menos encantadores, sino directamente repulsivos, y uno que conoce los secretos de todos... cómo no ¡el señor cura!

Una gran historia apoyada por una serie de subtramas muy bien entretejidas como la historia de Basilio, el hijo de Rafael, la del Hanno, el violinista callejero, la de Flavio, el profesor de piano, la de Mauricio, el Juez, la de Fermina, la anciana vecina, que espera sin perder la esperanza la llegada de su hijo mayor desde que terminó la guerra...

En fin, una novela coral que me atrapó desde el primer momento, que me ha hecho SENTIR muchas cosas, y que me ha mantenido en tensión, sobre todo porque a medida que los personajes iban tomando decisiones, actuando, decidiendo... yo me iba imaginando hacia dónde iba a girar los acontecimientos y eso me impulsaba a seguir leyendo. Me ha gustado mucho el personaje de Marta, a pesar de que en algún momento su sumisión colmaba mi paciencia y quizás el final en lo que a ella respecta no ha sido el que yo hubiera querido.

No sé si "La Sonata del Silencio" es una novela perfecta, pero en lo que a mis gustos respecta casi casi. Amor, secretos, mentiras y confesiones, amistad, lealtad y falta de ella... hasta es una novela muy musical, con un gran repertorio de piezas clásicas entre sus páginas, que me ha llevado a escuchar muchos de los temas que aquí aparecen y que me ha parecido mejor escrita que "Las tres heridas", otra novela de la autora que también me encantó en su momento.

En mi opinión, totalmente recomendable