El patriarca es uno de los comerciantes más importantes de la época. A base de esfuerzo y frialdad ha conseguido ser uno de los mayores exportadores de seda natural y té. Una actividad que se lleva a cabo en Tokio. Tras elaborarse en empresas atestadas de mano de obra esclavizada la mercancía recorre la conocida y peligrosa Ruta de la Seda hasta cruzar el océano y venderse en Londres por ingentes cantidades de dinero.
Con este panorama Emily se enamora de Thomas un simple marinero a cargo de su padre. Cuando este se entera elabora una venganza para ambos: Thomas es enviado como esclavo a Constantinopla con el fin de servir de mano de obra en la Ruta de la Seda. Mientras en Londres Emily es informada de su muerte y obligada a casarse con Stewart Lamberte. De esta manera la familia Lamberte, famosa por el comercio de lana y los Watson no sólo tendrán a sus hijos casados si no unirán las dos empresas más importantes de las Islas Británicas.
Tras su matrimonio el personaje de Emily madura de golpe. Hasta ese momento su vida ha sido un camino de rosas pero la vida marital con un Stewart dedicado a la vida de depravación y juego de los suburbios descubre lo que es el dolor y la tristeza. Por si fuera poco cuando los rumores comienzan a recorrer la ciudad sobre las actividades de Stewart y la falta de un hijo en el matrimonio los padres de ambos deciden enviarlos a Tokio para que se hagan cargo de las empresas familiares.
La sonrisa de los cerezos en flor tiene los ingredientes típicos de las novelas "paisaje". Una pareja enamorada obligada a separarse. Un matrimonio forzado. Un viaje obligado de la protagonista a tierras extrañas. El intento de reencuentro a lo largo de los años.
Por este lado no he tenido ninguna sorpresa, la autora no arriesga salvo por la localización de la novela.
Transcurren algo más de veinte años a lo largo de la historia. Con Emily viviremos un camino lleno de calamidades y dolor, pero también la veremos florecer en Tokio. Es allí donde Emily madurará realmente, el lugar en el que luchará contra las injusticias y el miedo, contra la soledad y el dolor de todo lo que quedo atrás.
La documentación de la autora es maravillosa y es casi en lo único que no tengo queja. Nos presenta un Tokio con todo lujo de detalles. Las tradiciones, los rituales a la hora de enterrar a un ser querido, de acoger a alguien en su casa...Las leyendas de los Samurais y Dioses...
¿Qué me ha faltado? Para mí gusto la autora se recrea en detalles innecesarios alargando la narración. A la historia en general le falta chispa, más acción. Como digo los ingredientes y sobre todo la documentación son muy buenos pero le falta algo para que la historia atrape y enamore realmente.
En cuanto a los personajes son muchos y variados los que conoceremos a través de las casi quinientas páginas pero en realidad a casi ninguno llegaremos realmente a conocerlos. La autora parece pasar de puntillas sobre todos ellos salvo Emily, me ha faltado algo más de profundidad.
En definitiva La sonrisa de los cerezos en flor es una buena novela histórica en la que descubriremos costumbres y leyendas de una cultura sumamente interesante. Pero como novela sentimental le ha faltado más peso y acción.