La subasta del lote 49 (thomas pynchon)

Publicado el 21 febrero 2010 por Ceci
“O Trystero existía por derecho propio o era una suposición, tal vez una fantasía de una Edipa obsesionada y metida en los entresijos de la herencia del muerto.”
La subasta del lote 49

Thomas Pynchon

En su pretenciosa pero inteligente Cómo leer y por qué, dice Harold Bloom a propósito de La subasta del lote 49 de Thomas Pynchon que su primera lectura es casi siempre exasperante pero que hay que perserverar. Lo mejor sería, de hecho, según el crítico y teórico de Nueva York, leerla dos veces seguidas de un tirón. Aunque no llega este consejo a estar a la altura –en lo irrealizable- de aquel de Huygens que sugería a todos los filólogos leer dos veces la Vulgata latina de san Jerónimo antes de emprender cualquier trabajo sobre el Medievo, la verdad es que no le va demasiado a la zaga en lo que se refiere al esfuerzo requerido. Y no es que la novela sea aburrida –nada más lejos- o muy larga –no llega a las 200 páginas- pero la trama desconcierta como pocas y una no acaba de averiguar dónde reside el absurdo. Puede que se halle en las extrañas derivas de unos personajes que abusan de sustancias lisérgicas y psicotrópicas; puede que en la acumulación de nombres parlantes (Edipa Maas, Mucho Maas, Gengis Cohen…) y acrónimos como R.E.S.T.O.S., cuyo verdadero significado no se revela casi hasta el final; puede, en fin, que el absurdo sea un efecto más de ese misterio encarnado por Trystero, sea él o ello quien o lo que fuere, en el que se hallan implicados dramaturgos renacentistas, las guerras de religión en los Países Bajos, redes clandestinas de correos y la Guerra Civil americana. El párrafo que abre este post alivia un tanto la incertidumbre y proporciona un asidero interpretativo al que agarrarse en el abierto precipicio del final pero lo cierto es que, a falta de esa segunda lectura, tengo ya la convicción de que la brillantez de esta novela reside no tanto en su esqueleto como en lo accesorio –la magnífica descripción del argumento de La tragedia del correo es una buena muestra de ello-; o, dicho de otro modo, de que lo aparentemente circunstancial no lo es tanto en La subasta del lote 49.