Entrando en la Suiza alpina encontramos Lucerna. Era importante desde la antigüedad porque representaba el fin y el principio de etapa para los viajeros que debían atravesar las altas montañas.
Situada en la confluencia del río Reuss y el lago de los Cuatro Cantones, adquirió una mayor relevancia con la llegada del ferrocarril. Este hecho significó, a principios del siglo XIX, la posibilidad de poder acceder para un gran número de turistas, principalmente ingleses, que venían a disfrutar de los atractivos turísticos paisajísticos de la zona.
Saliendo de la ciudad encontramos el Museo Suizo de Transporte, el más completo de Europa en su género. Desde Lucerna se puede ascender al monte Pilatus, gracias a una telecabina. Desde la cumbre, un panorama grandioso se muestra al viajero: el lago de los Cuatro Cantones, Lucerna, el lago de Zúrich y los Alpes nevados.
Por otro lado, Interlaken es un famoso lugar de veraneo situado entre los lagos Thum y Brienz, desde donde puede ascenderse a Grindelwald y Lauterbrunnen, y al Jungfraujoch mediante un ferrocarril de cremallera que posee la estación más alta de Europa.