No recordaba tanto revuelo por una convocatoria del combinado nacional desde que Raúl se quedaba fuera. Ayer, Vicente del Bosque sorprendió a propios y extraños al convocar a 18 de los 23 mundialistas para un partido intrascendente, molesto, inoportuno y mal organizado.
Las primeras voces se alzaron en contra de la convocatoria de los culés -habría que añadir también al sevillista Jesús Navas- por la inminente disputa de la Supercopa de España. El argumento ya supone un motivo de peso. Sin embargo, si nos detenemos más profundamente, la Supercopa es el mejor de los males.
La citación es para el lunes día 9. Es el mismo día en que los culés debían volver a Can Barça. Por lo tanto, 7 de los jugadores convocados llegarán a la selección sin haber pisado su club. Sin un entrenamiento, sin reconocimientos médicos, sin saber su peso… Un suicidio. Y el tema es extensible a los demás jugadores, que aunque hayan entrenado, lo han hecho tan solo unos días.
A la Federación no le duelen sus jugadores. Y aunque Del Bosque anunció que no conocía contrato alguno que le obligara a llevarse a “los buenos”, todos sabemos de lo que es capaz Villar. ¿Este es el trato que le damos a los campeones del mundo?
Con todo ello, lo de menos resulta ser la Supercopa. Hay muchos jugadores con un riesgo alto de lesión. Una lesión gratuita. ¿Hasta cuándo?