La superfórmula

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Ir de Congresos puede resultar la mar de inspirador. Sobre todo si son seminarios sobre Publicidad en los que una puede ir en chanclas y los hipsters, que son legión con sus gafapasta y sombreritos de paja, en bañador. En realidad, acudió al #7del7_Crevillent deslumbrada por el reclamo de cabeza de cartel, Marçal Moliné, pero sobre todo para ver a personas del sector a las que quiere y hace tiempo que no ve. La excusa perfecta disfrazada de congreso.

Regresó más morena, con una sonrisa, y la maleta llena de insights, conceptos e ideas. Conceptos como el que expuso César Mariel y su Generación G, es decir, un nuevo consumidor generoso que quiere sentirse bien consumiendo sin que le cueste nada. En esta misma línea, Eva Álvarez les iluminó, como buena electricista, sobre el efecto gratificación. El consumidor necesita un retorno, obtener algo a cambio. Una vía de comunicación que tan bien le salió a Médicos Sin Fronteras con sus pastillas contra el dolor ajeno. Las personas donaban un euro, sí, pero compraban algo físico, caramelos cuyo embalaje, al menos su foto, podían subir a sus redes sociales en plan #postureosocial: soy solidario, cool, pluscuamperfecto, #lotengototopapi y tal.

Pero hablando de packaging, un case study le arañó el corazón. La prueba de que la publicidad, al menos, podrá no " target="_blank">salvar el mundo pero sí hacerlo más habitable. Les habla de una agencia brasileña que unió a dos de sus clientes para crear la superfórmula.

En el Camargo Cáncer Center, las fundas para las bolsas intravenosas de quimioterapia que iban destinadas a los niños se tunearon con los logos de superhéroes de Batman, Superman o la Mujer Maravilla para que los pequeños, entendieran de forma lúdica, que no estaban solos. Que unos diminutos superhéroes les ayudaban desde dentro en su lucha diaria contra el mal. No le negarán que el concepto no es absolutamente maravilloso. El primer paso en la lucha contra el cáncer es creer: en una cura.