Durante el asedio las tropas soviéticas intentaron hacer llegar víveres a través del llamado Camino de la Vida que fue construido a través de las frágiles capas de hielo del lago Ládoga, pero aún así cuando la ciudad fue por fin liberada en enero de 1944, más del 90% de los supervivientes habían perdido una cantidad importante de peso llegando a perder hasta la mitad de su masa corporal. El asedio costó la vida de más de un millón de personas, entre víctimas de bombardeos, desnutrición y congelación.
Según el sitio Genome Web, una investigación llevada acabo por Oleg Glotov y el Instituto de Obstetricia, Ginecología y Reproducciones de Ott, basada en las pruebas que han realizado a 200 supervivientes al asedio de Leningrado , los investigadores defienden la teoría de que los niños se adaptaron genéricamente para sobrevivir a las extremadamente bajas temperaturas a las que se vieron expuestos durante casi 900 días. El estudio muestra que la mayoría de los niños sufrieron sutiles modificaciones genéticas en los genes UCP3, Ppara y PPARd de las células encargadas de suministrar la energía al cuerpo, que les habrían permitido controlar su temperatura corporal.
Los resultados del estudio han sido muy criticados por el director del Thedosius Dodzhansky Center for Genome Bioinformatics, Stephen O'Brien. O'Brien afirmó a la revista Science que aunque el estudio es fascinante la muestra realizada a solo 200 sujetos no era la suficientemente grande como para establecer conclusiones serias. Aún así es significativo observar la capacidad del cuerpo humano de adaptarse a condiciones extremas de frío y desnutrición.
Fuente:
RT
Genome Web
ABC
Science Mag