Esa actuación que nos dejó a todos de piedra. De piedra y a prueba de anfetas. No voy tampoco a enrollarme a hablar de esta película, pues ya lo hicimos en su momento con una crítica conjunta. Lo que hoy toca hablar es de la actuación de Ellen Burstyn. Si es que se pueden encontrar palabras para hablar de ella, que no es fácil. Me diréis que soy un motivado o lo que queráis, pero a lo largo de 18 años y más de 1000 películas, no sabría decir si he encontrado una actuación femenina que se mereciera más el Oscar a mejor actriz que esa. Esa transformación, esa decadencia, transmitida de una forma tan jodidamente horrible y penosa, esos gestos, esas caras, cada jodida cosa que hace o dice. Dios.
Pero claro, la novia de América, con sus 30 añitos, sus tetas bien puestas, su bonita sonrisa y su culo bien marcado en una falda corta de cuero, pues claro, es preferible a una vieja adicta a la metanfetamina no muy agradable de ver. Cómo no. A esos viejitos de la academia se las puso bien dura la Roberts currando a favor de niños pequeños con cáncer. Me parece bien que queráis ser optimistas, señores de la academia, pero una actuación es una actuación y, con perdón, tendría que sudaros la polla completamente que clase de actuación es ni que representa. Que sois muy vendidos ya lo sabemos, pero con la calma. Claro que yo también soy un bocas, que os insulto mucho pero luego soy el primero buscando enlaces por internet el día de los Oscars para verlos en directo cual drogadicto vagabundeando por su ración de caballo. Y así va España, por culpa de hipócritas como yo. En fin...
Así que tengo el honor de anunciar que la Taquilla Dorada de esta semana se la damos a Ellen Burstyn por su aterradora actuación en "Réquiem por un sueño". Nos vemos el miércoles que viene para entregar la Taquilla Dorada por el mejor guión. No os metáis en líos.