Taravilla con el cuerpo estirado en pleno canto
La "taravilla" de nombre científico Saxicola torquata se llama en euskara Pitxartxar burubeltza. Es un pájaro de monótono e ininterrumpido canto fácil de identificar, canto que ejecuta siempre desde los mismos tres o cuatro posaderos cercanos al nido que sitúa entre intrincados arbustos, y que ante un peligro, generalmente de dos patas y poco cerebro, cambia de lugar para intentar alejar al enemigo. La querencia de la taravilla a sus posaderos la convierten en pájaro muy divertido de observar.La ficha técnica de la taravilla la podéis encontrar en este enlace de Nekanet, portal de referencia del Sector Agroalimentario Vasco. En esa web se describe la flora y fauna incluida en los catálogos del Gobierno Vasco de especies, amenazadas, vulnerables, especiales o sin protección especial. Es muy curioso y significativo y ya lo comentamos en la entrada del blog sobre el caracol de Quimper, que en ese catálogo no se incluya NINGÚN INVERTEBRADO.
Taravilla posada en una rama de sauce
Para la administración vasca la taravilla es una especie "NO AMENAZADA, en consideración a su amplia distribución y gran tamaño poblacional en la Comunidad Autónoma Vasca". La ficha de la taravilla nos remite al Catálogo nacional de especies amenazadas del gobierno de España y al Real decreto 439/1990 por el que se regula ese catalogo, en el que se incluye a este pajarico como especie de "INTERES ESPECIAL" en claro declive. La ficha de la administración vasca informa además de la protección de esta especie en los convenios de Berna y Bonn.Taravilla posada en la misma rama de antes en diferente posición
Muchas veces me he quejado del nulo interés de la administración vasca por la Investigación básica, analítica y de campo en temas de naturaleza. En el caso de la taravilla hay además evidentes contradicciones entre las conclusiones de las distintas administraciones.La realización de catálogos de especies amenazadas se enmarcan en la "biología de la conservación", ciencia ésta aplicada en la práctica con un marcado carácter reduccionista y que ignora por completo que las políticas de conservación son actividades multidisciplinares en las que se hace imprescindible la aplicación de otras ciencias como las forestales, económicas, sociales, geográficas o ecológicas, de tal forma que los procesos ecológicos imprescindibles para mantener la biodiversidad de un ecosistema son sistemáticamente ignorados.