El debate fue largo y furioso pero, luego de un quinto encuentro en la Freemason's Tavern, en la Lincoln Inn Field's de Londres, el día 8 de diciembre de 1863 a las siete de la tarde, se prohibió llevar la pelota con la mano, y el fútbol y el rugby fueron cada uno por su lado. La disputa, extrañamente, no giró en torno al uso de las manos, sino en torno a lo que podríamos llamar el hachazo, esto es, si estaba permitido patear a los rivales en las canillas. F.W. Campbell, de Blackheath, estaba totalmente a favor del hachazo. “Si lo prohibimos, se eliminarán el coraje y la valentía de este juego”, dijo, “y me vería obligado a traer a un montón de franceses que los derrotarían tras una sola semana de práctica”. El deporte, parecía sentir Campbell, era algo relacionado con el dolor, la brutalidad y la hombría; sin ello, y si era sólo cuestión de habilidad, cualquier viejo extranjero podía ser capaz de ganar. Podría haberse tratado de una broma, pero que estas palabras fueron parte de un debate serio es indicativo del esquema de valores generalizado, aún teniendo en cuenta el hecho de que Blackheath terminó renunciado a la asociación cuando las patadas en los tobillos fueron finalmente prohibidas.
JONATHAN WILSON
“La pirámide invertida”