La tarta de elefante

Era el cumpleaños de nuestro amigo Pablo así que Catalina, su mujer, decidió prepararle una sorpresa en forma de bizcocho. En cuanto nos lo comentó, no dudamos un momento en echarle una mano, y allí nos plantamos, batidora en mano, listas a cocinar la mejor tarta del mundo.
Para hacer esta tarta tan espectacular nos decidimos por un molde de Wilton con forma de elefante, preciosísimo y muy fácil de usar. El bizcocho que decidimos hacer es el famoso Madeira Sponge Cake que ya hemos empleado en recetas anteriores. En este caso insistimos con la ralladura de naranja, para que le diera mucho sabor (ojo, sin la parte blanca porque amarga) y utilizamos colorante en polvo naranja para teñirlo.
Una vez que hemos preparado un bizcocho de color naranja y con un riquísimo sabor a naranja, por que no bañarlo con sirope de naranja? pues si, fue una idea estupenda, porque quedó de rechupete!!
Para decorar este elefante tan cuco utilizamos fondant (rosa para las orejas, blanco y negro para los ojos y azul clarito para las pezuñas y la cola), glasa (utilizamos la textura para perfilar, algo espesa, y la teñimos con colorante en pasta azul), y la buttercream más rica que existe: buttercream de queso (de un azul un poco más clarito que la glasa).

Una vez tenemos todo listo: la buttercream en una manga pastelera, la glasa en un biberón, el bizcocho sobre la mesa ya remojado con el sirope y las piezas de fondant todas recortadas y listas.... pues empezamos!! Lo primero será colocar las piezas de fondant en su sitio (nosotras habíamos hecho una guía con glasa al principio para no perdernos, pero esto no es necesario). Para darles la forma podéis utilizar el mismo molde del bizcocho, presionando con cuidadito para que cojan el relieve.
Después vamos decorándolo con la buttercream y la boquilla de flor que más os guste, rellenando con paciencia toda la superficie del elefante y siguiendo más o menos el relieve del bizcocho . Finalmente iremos perfilando todo el elefante con la glasa y haciendo los detalles.
Y antes de que nos diéramos cuenta...... voila! ya teníamos el elefante terminado, monísimo, y muuuy apetitoso. A Pablo le encantó, por cierto.