Los avances tecnológicos han cambiado la vida de la humanidad. El propósito de los mismos fue facilitar la vida humana. Pero también ha creado un problema entre la población mayor de 50 años.
Para nadie es un secreto que, de cada mil ancianos, diez saben usar a medias un Smartphone, una Tablet o incluso una computadora. Esto se debe a que las personas de la tercera edad vivieron en épocas donde todo se tenía que palpar tecla por tecla, comenzando por escribir, pues ya sabemos que antes de la computadora estaba la máquina de escribir.
No obstante, diremos también que no hay culpa en ellos. Las empresas encargadas de la tecnología han hecho que todo sea una revolución, dado que, todos los artículos con lo que ellos disfrutaron de su infancia y juventud se vayan decayendo y poco a poco convirtiéndose en un material coleccionable. Lo último que ahora se puede apreciar en las vitrinas de las empresas de telefonía son los celulares con teclas y en remate. Por otro lado, ya no se comercializan las computadoras de cajón. Obviamente, a esto no le vemos muchas trabas ya que, prácticamente, solo ha cambiado el grosor del monitor y, por ahí, el tamaño unas cuantas PC’s.
El problema originado por estos aparatos causa un efecto rotundamente de estrés en los adultos de la tercera edad, puesto que, al no poder llamar o contestar una llamada, podrían estar expuestos a sufrir graves lesiones por la falta de comunicación a través de estos aparatos.
La solución al caso es poner más empeño en nuestros abuelitos y enseñarles lo básico de esta nueva tecnología para poder mantenerlos al corriente y no darnos con la sorpresa de que algo les pudo haber pasado y no avisó a causa del analfabetismo tecnológico.