Por supuesto que la indignación social estaba justificada. A ninguna persona decente le puede parecer bien que a un criminal de semejante especie se le dé carta de naturaleza en los medios, como ya hiciera el progre venido a acaudalado Jordi Évole en La Sexta.
Ahora bien, ¿a qué obedece este oportuno nuevo impulso a ETA y a sus satélites por parte de un gobierno socialista? Puede parecer que la historia PSOE – ETA se repite de nuevo; pero en realidad no es una repetición. Más bien es la continuación de una vieja historia.
Durante la nefasta era de gobierno de Rodríguez Zapatero(2044 a 2011)este miserable producto de laboratorio socialista que fue la imagen de la Marca ZP era el encargado de poner en marcha varios planes perfectamente estudiados para lograr la demolición definitiva del sistema tal y como lo habíamos conocido hasta la fatídica fecha del 11 de marzo de 2004.
Dos de esos planes, casi perfectamente urdidos en las cloacas más inmundas de la nación, en las que habitualmente se mezclan ciertos poderes corruptos del Estado, algunas influencias empresariales y financieras , y el lado más oscuro de la institución religiosa que no ha dejado de tener influencia de gobierno en una España a la que tanto le gusta presumir de ser aconfesional, eran la implantación definitiva de la ideología de género en todos los ámbitos sociales y la aceptación definitiva de las pretensiones de los dos independentismos más dañinos para nuestra nación.
Zapatero y sus colaboradores demostraron una habilidad especial para imponer rápidamente la ideología de género en los ámbitos más importantes de la sociedad española. Fue como plantar una enredadera. Colocaron las semillas en lospuntos más estratégicos y poco después la planta se encargó de extenderse en todas direcciones. La enredadera, cuanto más se extiende, más fuerte es y más gruesas se vuelven sus ramas principales. Así sucedió con esa ideología abominable. Plantaron semillas en la justicia, incluyendo disparatadas leyes liberticidas contra los hombres, las familias y la infancia; en el lenguaje de los medios de comunicación y los partidos políticos, en las escuelas con los manuales de educación para la ciudadanía, en los programas de televisión más seguidos, contratando a todo un ejército de presentadores y colaboradores homosexuales que presumían de serlo cada día; en la publicidad que comenzaba a derrumbar estereotipos heterosexuales para favorecer y normalizar los homosexuales…, y un largo etcétera de otros ejemplos que iban enraizando poco a poco y calando en la aceptación social general.
El otro plan era más complicado. No era tan fácil conseguir que la mayoría de la ciudadanía que siempre rechazó los atentados de ETA pudiese luego aceptar sin más que los terroristas, prácticamente acabados en la segunda legislatura de Aznar, recuperasen influencia política y capacidad de atentar como por arte de magia. En la actualidad han sido publicadas las actas de las reuniones de ETA con el infame y traidor Zapatero y en ellas se ha desvelado definitivamente lo que todos sabíamos o sospechábamos. Hubo pacto con ETA, incluso antes de que Zapatero llegara al poder ya existían reuniones secretas entre socialistas y terroristas. Según investigaciones periodísticas fiables ETA sabía en las negociaciones que con un gobierno del PP aznarista todo estaba definitivamente perdido para sus intereses y que, para su supervivencia, uno de los factores absolutamente necesarios a conseguir era que el PSOE recuperase el poder. A esta pretensión, un delegado socialista presente en esa reunión, perfectamente identificado, contestó que todo estaba previsto.
Curiosamente, muy pocos días antes de las elecciones generales de marzo de 2004 sucedieron los atentados del 11M, y todos recordamos lo que sucedió inmediatamente después. Con la sangre de las víctimas recién vertida, el PSOE y sus medios afines se dedicaron a agitar a las masas en contra del noqueado gobierno del Partido Popular y el cambio de gobierno en las urnas se hizo efectivo días después. El aún presidente Aznar, que no se presentaba a las elecciones respetando su promesa de no permanecer en el poder más de dos legislaturas, dejó entonces la puerta abierta a una de las hipótesis que más aceptación ha tenido entre muchos investigadores: no había que buscar a los culpables de los atentados en lejanas montañas, sino que había que hallarlos más cerca. Una clara referencia a la persecución de los norteamericanos a Ben Laden por las montañas afganas. Hoy, 15 años después, ni CIA ni NSA han incluido todavía los atentados de Madrid en sus listas de ataques perpetrados por el terrorismo islámico.
Pero, así como la ideología de género siguió con su imparable avance, alentado por prácticamente todos los sectores políticos del parlamento con muy escasas excepciones, la estrategia en favor de ETA acabó por sufrir un serio parón a final de la era Zapaterista.
Hasta ese momento, poco habían importado al gobierno socialista las masivas protestas protagonizadas por la ciudadanía contra ETA y el mal disimulado apoyo socialista a favor de los asesinos. El avance de los intereses independentistas vascos había sido sustancial. Herri Batasuna, bajo otras siglas, volvía a tener presencia en las instituciones, y por tanto acceso a información y dinero públicos, y el PNV se frotaba las manos por las prebendas que Zapatero le concedía a cambio de apoyo en el parlamento. Pero la brutal crisis económica que estaba hundiendo al país también tuvo un efecto fatal para los planes de socialistas y etarras. Una mayoría de españoles estaban absolutamente hartos de la ineptitud y la estupidez de Rodríguez Zapatero y sus ministros en materia de economía y empleo. Se habían dejado seducir para una segunda legislatura socialista porque aún se dejaba notar la inercia de prosperidad económica del aznarismo. Pero, una vez instalada la crisis con todas sus consecuencias hasta los sindicatos mayoritarios, siempre siervos del PSOE, levantaron la voz contra el gobierno.
Esta vez era el gobierno socialista quien estaba prácticamente noqueado. ETA ya le había tendido la mano en las elecciones de 2008 atentando contra un socialista de segunda fila, porque no se podía permitir que el PSOE dejara de gobernar. Rajoy aún no estaba convenientemente domesticado por el poder. Le faltaba un poco más para estar a punto y ser un relevo conveniente de ZP si llegaba el momento (que llegaría en 2011). El PSOErenovó su segunda legislatura, pero la crisis económica y la ansiedad de cambio en los españoles arruinaron los planes independentistas, porque tres años después, en elecciones anticipadas, el voto de los hartos desalojó al infame Zapatero de La Moncloa. Hasta el independentismo catalán, tan bendecido también por el traidor Zapatero, tuvo que bajar el ritmo durante el primer año de mandato de Mariano Rajoy, quien al final resultaría ser otro gran traidor a su partido y a la nación española, pero un gran benefactor de los independentistas y de la ideología de género en la legislatura y media en la que como gobernante, certificó el desastre nacional iniciado por Rodríguez Zapatero.
El ya domesticado Rajoy, socialdemócrata y masón como corresponde al gusto de las cloacas gobernantes, continuó aunque a menor ritmo, facilitando el camino de la agenda criminal del terrorismo vasco. Todos recordamos casos escandalosos como el del criminal Bolinaga, supuestamente enfermo terminal y a punto de fallecer, liberado de la cárcel por motivos humanitarios y disfrutando de libertad inmerecida durante dos años de parrandas en bares de su ciudad natal. Caso que tuvo un parecido antecedente de indignación popular el 1 de agosto de 2008, cuando el múltiple asesino De Juana salió libre tras pagar apenas un año por cada vida que había arrebatado.
Rajoy se aseguró de contentar a los terroristas permitiendo el acercamiento de presos de ETA a cárceles de las Vascongadas, proporcionándoles así más privilegios, al tiempo que con su habitual inacción también permitía un primer golpe de estado del independentismo catalán promovido por otro personaje nefasto de la cuadra del clan Pujol: Artur Mas.
Para cualquier observador medianamente informado, esta sucesión de hechos a lo largo de los años no puede obedecer a la casualidad. Todos los hechos parecen estar perfectamente relacionados, y los inconvenientes que hayan podido surgir para la consecución de tales hechos fueron convenientemente allanados.
Y actualmente, Pedro Sánchez, heredero de Rajoy y Zapatero, con la excusa de buscar apoyos para una investidura que aún parece incierta, abre la puerta a que otro indeseable miembro de la banda terrorista ETA, Otegi, a quien Zapatero ya tendía la mano sin importar si las de este desalmado estaban manchadas de sangre, se reafirme como personaje público y disfrute de unos buenos minutos de entrevista en medio público.
En el horizonte está la sombra del pacto entre PSOE y ETA para que el primero consiga el gobierno de Navarra, y el segundo siga fortaleciendo allí su presencia para forzar, llegado el momento, una “solución política” que acabe con esa región incorporada a las Vascongadas. Algo de lo que ya muchos hemos estado avisando y publicando durante años.
De momento, loúnico que podemos tener por seguro es que la estrategia sigue en marcha. Mientras la investidura del Doctor Sánchezstein siga siendo una incógnita, ni siquiera sabremos si esta legislatura tiene continuidad o si serán convocadas nuevas elecciones. Aunque no sería nada extraño que la próxima sesión de investidura en el Congreso nos depare alguna sorpresa, que dada la clase política que sufrimos no lo sería tanto, lo que sí podemos tener muy claro es que la táctica de normalización de ETA ante la sociedad seguirá adelante y se acelerará o ralentizará dependiendo de lo que el incoherente Sánchez consiga en sus negociaciones para ser presidente.
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