La teoría como drama

Por Juanferrero
La filosofía como teoría de lo que hacemos necesita en primer lugar aclarar lo que significa hacer. En el diccionario de la Rae el término hacer tienen cincuenta y ocho acepciones de las que para nuestro propósito son dos las que podemos seleccionar. El hacer como producción, y el hacer como uso, dominación, control, que es lo que se entiende a veces como saber- hacer. En griego los términos poiesis y praxis (literalmente significan producción y  acción) corresponden a estas dos acepciones, la primera referida a un hacer que tiene como resultado un objeto algo exterior al mismo hacer, y el segundo se refiere a las acciones que tienen sentido por ellas mismas y que no tienen como resultado una cosa o producto. Aristóteles es el que mejor diferencia entres estas dos formas de hacer (que se entienden como dos formas de arte o saber). La diferencia entre producción y acción tiene su fundamento en la antropología, y es posible su diferenciación en un contexto de división del trabajo o del conocimiento. La ciudad se convierte de esta manera en el lugar por excelencia que hace posible la distinción entre poiesis y praxis. Por un lado están los productores de cosas y por otro lado los usuarios, veamos un ejemplo, un herrero fabrica la sierra que ha de usar el carpintero, que  a su vez producirá otra cosa que será usada por otros. Sin embargo, esta diferencia entre la sierra producida por el herrero y usada por el carpintero, no describe toda la potencialidad del término praxis, si el de poiesis pero no el de praxis. Quizá el uso que le da el carpintero a la sierra producida por el herrero corresponda mejor al término chresis que manejan los griegos, que significa uso, empleo, utilización.
La cuestión es, entonces, qué tipo de acciones son las que designa el término praxis. Las acciones no son aquellas que están subordinadas a la producción de objetos y tampoco algunas que aún no estando subordinadas a la producción de objetos siguen siendo acciones técnicas, por ejemplo, las acciones implicadas en la interpretación musical, o las acciones que lleva a cabo un bailarín o las acciones que un cantante ejecuta con su voz. Es cierto que este tipo de acciones son más  próximas a la noción de praxis que las acciones de un carpintero cuando usa la sierra, pero si no lo son es porque la praxis está asociada a conseguir un objetivo más alto que los anteriores, y es este objetivo no es otro que el que señala Platón en el mito de Prometeo de su obra Protágoras. Las acciones llevadas a cabo por los individuos no están orientadas ni a producir obras, ni útiles ni representaciones teatrales, sino a conservar la ciudad.
Ahora bien, un tercer término en griego significa también hacer, es el vocablo drama que significa representación, por tanto, la teoría como drama no puede significar otra cosa que re - presenta los otros haceres la producción y la acción. En este sentido la teoría no es solamente la filosofía sino también cualquier teoría supone representar las producciones y acciones tanto naturales como humanas. No obstante, la filosofía también supone un uso técnico, a saber, el uso de la tradición filosófica (Platón, Aristóteles, Descartes, Rousseau, Kant...). En este sentido el uso que se hace de esta tradición tiene que ver con el término chresis, pero sin olvidar que la filosofía como teoría de lo que hacemos no puede reducirse a este uso (que sería algo para especialista e inútil), sino que debe teorizar, dramatizar lo que efectivamente hacemos: producción - poiesis (que implica el uso técnico que hemos denominado chresis), y acción - praxis.