La teoría del tiempo chicle

Por Francisco Enrique Perez Ruiz-Poveda @PATXIPE
Con el tiempo te das cuenta que al final de una juerga, y en torno a la ¨última copa", se suelen decir verdades tan grandes y sólidas como templos. Ayer, sin ir más lejos, me acordé de Koldo, el de la cuadrilla, cuando con lengua de trapo (empapada en alcohol, naturalmente) me dijo aquello de que "El tiempo no deja de ser un chicle que se puede estirar y encoger a conveniencia, todo depende del interés que le pongas a cada instante".
Lo dicho, ayer me acordé de Koldo, y hasta de su prima, cuando en solo tres pisos, en el ascensor, Mari Puri (precisamente "la del tercero") me dijo, entre otras muchas cosas, que este año estaba pasando mucho tiempo ya para que al marido de La Pataki, Don Chris Hemsworth, no le hubieran nombrado todavía "Tambor de oro" por sus declaraciones a una revista internacional, pero en su versión española, en las que confesaba que tras Australia, de dónde él es originario, Donosti sería la ciudad en la que le gustaría vivir.
Entre el segundo y tercer piso conseguí colarle mi opinión, y le dije que sinceramente los oasis conviene quedárselos para uno mismo, porque de lo contrario dejan de serlo.
Creo que a Mari Puri le faltó un piso para arrebatarle ese premio que todavía no le han dado al Señor Hemsworth. Y es que todo es opinable y hasta argumentable, y más cuando en un momento dado se ha puesto el listón a cierta altura, especialmente de la repercusión mediática de sus declaraciones, y te viene un mocetón de más de uno noventa y te hace trizas las expectativas, lanzando el martillo de su opinión tan lejos que si no se agacha le pega en la nuca.
En momentos así, cuando tres pisos, y en virtud de la teoría "tiempo chicle" de Koldo, se te hace un viaje exageradamente largo, doy gracias por no vivir en el último piso del Empire State.
*FOTO: DE LA RED