La tercera persona

Publicado el 05 octubre 2012 por Icíar
  
Escritor: Álvaro de la Rica
Es curioso cómo cada uno afronta su mundo emocional. Ante un problema determinado fuera de las relaciones interpersonales todo parece relativamente fácil, pero cuando te adentras en el terreno de lo emocional, todo nos puede resultar mucho más complicado y confuso. Adecuar lo que realmente queremos con nuestra realidad y conciencia.
Esta novela trata el asunto de las relaciones de pareja, con todos esos conceptos que siempre están bailando alrededor: el deseo, la amistad, el amor, la estabilidad, la infidelidad, la soledad y el vacío.
Se trata de una novela corta, de apenas 100 páginas, pero con muchas diferentes lecturas. En la mía, es la historia, en el pasado, de un amor frustrado de dos compañeros de trabajo, Claire y Jacob, ambos casados con otras parejas. La de ella es ya una relación muerta, es ella más ambiciosa en el asunto del amor. En la de él todo parece ir bien, al menos él se encuentra cómodo y a gusto en esa estabilidad familiar, o eso cree. ¿Qué hizo que nuestros personajes Claire y Jacob se tambaleasen? porque lo que comenzó siendo una relación de trabajo sin más, se complica cuando entre ellos surge ese grado de intimidad que se consigue cuando ambos se reconocen y comparten lo que realmente son. El deseo siempre presente en él, además de una gran fuerza de voluntad para no cruzar la línea.
Todo la trama y problemática de la novela nos llega con tan solo dos cartas y un suceso. Las cartas, nos proporcionan los puntos de vista de cada uno de ellos. La primera carta es la que ella le manda a él como una forma de aclarase sobre lo que cree que pasó; y luego, la carta respuesta de él. En ellas se pueden observar las contradicciones o autoengaños habituales del ser humano que busca explicarse cosas, lo cual hace de la novela algo vivo, cambiante, al reflejar esa complejidad que hay en la traducción del pensamiento, no siempre claro, de uno mismo, en palabras. Y así surgen etiquetas curiosas en las que al lector le puede gustar debatir para sí mismo, sobre lo que es amor, o su sombra; y también sobre lo que es una infidelidad o una sombra de la misma, por ejemplo.
La tercera parte, que es el suceso, pasará al final en el tiempo de sus protagonistas, pero no así en la novela que queda situada en primer lugar. Así que por eso puedo decir, que la historia acaba realmente con una infidelidad o ¿no sería más bien la sombra de una infidelidad, de una infidelidad anterior? La respuesta en el libro.
Me despido con una frase de Coetzee: “Estar enamorado de una mujer significa ser libre para decir todo lo que se siente”.
NOTAS:
  1. El libro presenta la teoría de la tercera persona, como esa persona que siempre existe en toda relación, y que incide directamente en las decisiones que se toman en la vida. Por ejemplo se dice algo que es además el resumen del libro: “Sí hay una cosa siempre. Hay una tercera persona, que orienta las relaciones en la buena dirección. Esa es la verdad. Entre tú y yo ha estado siempre presente mi mujer. Entre mi mujer y yo has estado tú presente, y eso me ha servido para darme cuenta de lo mucho que la quiero a ella. La tercera persona. En toda relación hay que buscar siempre a la tercera persona. Es el único camino, la verdadera vida. Por eso yo solo espero que tú también la hayas encontrado”
  2. El nombre de Moïra significa “destino”, y tiene de simbólico que es el nombre de la mujer con la acabará cayendo en la infidelidad física, después de haber estado resistiéndose a dejarse llevar por el deseo en la relación con Claire. Eso sí, se trata de una infidelidad, aunque mucho menos arriesgada, al no existir el grado de intimidad que confunde lo que llamamos amor. ¡Y vuelta a empezar: ¿infidelidad o sombra de infidelidad?!, y sigues y sigues ….
  3. Como conclusión personal, y siempre exagerando para que se entienda, me ha parecido que las consecuencias que esta postura supuestamente “moral” tiene para la mujer, en la que el hombre busca ante todo preservar la comodidad y estabilidad familiar que posee, tratando de evitar la infidelidad completa, con ese no querer sufrir y hacer sufrir, se presentan también en la novela. Porque si hay dos tipos de infidelidades: la del cuerpo, y luego, la del cuerpo y mente. Es sólo esta segunda la que hay que evitar por lo que tiene de amezaza, al poder transformarse el deseo en amor. En contraposición con la otra, la de solo cuerpo, que no es tan peligrosa, al pasar conforme el deseo se da la vuelta. Y es esta la única que parece que al final los personajes masculinos de la novela se permiten. Según este esquema, si la mujer posee una naturaleza más exigente o ambiciosa si se quiere en los afectos, pudiera encontrarse perdida, y en dos casos: dentro del matrimonio, ante una relación insatisfecha, que no obtiene emocionalmente lo que necesita, y con una función nada “ambiciosa” (ironía), que es la de “orientar al hombre en la buena dirección”; o también puede encontrarse saltando de una relación a otra, con esa tercera persona que va apareciendo en sustitución de la anterior, buscando un amor destinado a no ser siquiera sombra.  
  4. Esto lo digo, porque en la novela, las mujeres que me han parecido reconocer son de este tipo. Tienen en común que no soportan estar solas, y que o bien se encuentran atrapadas en un matrimonio que les produce un vacío emocional, o bien fuera de un matrimonio (o casi), se encuentran saltando de relación en relación con hombres que en realidad no pueden dar más. Por eso me ha parecido una novela que se encuentra construida desde una mentalidad muy convencional, lo cual no quiere decir que no sea real.
  5. Así que, si yo fuese una mujer (y no una simple pantera rosa), a modo de broma, pero no tan broma, una solución podría ser buscar otro tipo de organización social. Se me ocurre aquella que Robert Graves reflejaba en “El vellocino de oro”, en tiempos en que la deidad adorada era la Diosa Madre.