Revista Homo

La tercera pista. Un encuentro sexual en Nueva York

Por Arturolodetti @latitudgay

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La tercera pista.

Un encuentro sexual en Nueva York

Ig; psicologocano

El bar de Nueva York cumplió con nuestras expectativas, razón por lo cual decidimos hacerlo nuestro punto. Con Mauro nuestro punto implica lugar donde comienza la diversión y también donde termina.

Por las noches hacemos generalmente un tour de bares y hombres, solo besos robados en pasillos y recorridos nocturnos.

La tercera pista. Un encuentro sexual en Nueva York

Este bar, me llamo la atención, no solo por el cantante y la pasarela de modelos que lo frecuentaban, también había un letrero de advertencia muy claro y directo: “una persona en estado de alcohol se considera vulnerable por lo tanto toda acción sexual será penalizada, esto aunque la persona acceda”

Al leer el aviso pasaron por mi todas las miles de veces que ahogue mis penas en un buen vaso de alcohol, mas un cuerpo nocturno dispuesto y abandonado, necesario para la contención, entretención y la diversión express. Un amor de 8 horas, mezclado con alcohol y al día siguiente un rompecabezas comenzando a ser armado.

Volviendo a lugar, todo nos parecía muy bien y me atrevería a decir, extravagantemente ordenado, todos muy lindos y bien portados, era cuestionable para un bar en Nueva York. Y si con Mauro habíamos regresado algo habíamos sentido.

La capacidad de Mauricio para sentir donde hay carrete como corresponde a dos señores de amplia experiencia, es única. A veces pienso que Mauro lee la mente de los guardias hasta conseguir la información que completaría ordenar los palos de nuestro reloj.

Entre risas, miradas y besos cómplices logramos llegar a la tercera pista, ese espacio donde esta todo permitido, donde los extremos se llaman cuerpo, el desnudo es la inspiración sintética de muchos.

En la tercera pista se baila mientras todo Sodoma y Gomorra decide en cónclave donde continuarán el festín y quienes serán los privilegios, el encuentro no es una cosa de derecho solo de privilegios, el encuentro del placer es inmediato.

La tercera pista. Un encuentro sexual en Nueva York

Llego la hora y el sorteo decía mi nombre, el encargado de la invitación un joven de Nueva York que manejaba un español de diversión.

Durante el trayecto al templo en que continúa la tercera pista, recordé a Mauro, el viaje se debía detener. No llegaría a ese espacio sin mí cómplice amigo.

Regrese al punto, siguieron las risas, la complicidad y el aviso de advertencia en el mismo lugar.


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