Un señor de ninguna parte viviendo en una terminal de aeropuerto, ¿esto no recuerda a algo?. Al final Snowden se ha convertido en el nuevo Tom Hanks, buscando un país en el que acampar. Todo este show, con ambiente de espías y todo, total para descubrirnos el huevo de Colón. Mira tú que cosas, a estas alturas viene este buen hombre y nos dice “ Pshhh Pshhh que os están espiando…” y se arma la de Troya.
Vale, eso de espiar está muy feo, ya nos decían nuestras abuelitas que no hay que ser cotillas, pero es que de repente nos hemos vuelto todos como miniservicios de inteligencia con contraespionaje y todo, preocupados por la seguridad de nuestros datos hasta rozar el absurdo e histéricos por si aparecerá en las portadas del periódico el correo ese que enviamos a los amigotes poniendo al jefe a caer de un burro. Desde la semana pasada encriptamos los correos y ponemos contraseñas que ni siquiera James Bond podría reventar, como si las listas de la compra fuesen los códigos de lanzamiento de misiles termonucleares.
Lo que si admito que es terrorífico es saber que vivimos en un Gran Hermano perpetuo y que Orwell tenía razón con eso de que El Gran Obama te observa pero también es verdad que no nos hemos puesto nunca nerviosos cuando nos han llamado de “El Corte Inglés” para ofrecernos su tarjeta de crédito y resulta ser que sabían nuestro nombre, apellidos, DNI y si te descuidas hasta el nombre de nuestros bisabuelos. ¿De dónde se han sacado los datos? Misterios insondables, aunque igual hasta se los dimos nosotros en algún momento apuntándonos a un sorteo de una tostadora. Por otra parte, ¿no me diréis que no os habéis buscado vosotros mismos en el Google? Hacedlo y os sorprenderá de las cosas que aparecen.. y encima, sin derecho al olvido.
Ni derecho al olvido, ni derecho al borrado
“Las escuchas a los amigos son intolerables. La guerra fría pasó” Merkel
España no dará asilo político a Edward Snowden