Empecemos por los contras. Que se encuentran estrictamente entre los cinco candidatos al premio de mejor película extranjera. Todas ellas han sido producidas con mucho más presupuesto, han tenido más espectadores y son obra de directores con varias películas a cuestas. Quizás la película israelí sea la de menos posibilidades, pues es la única que no ha ganado algún festival de renombre. En contraposición, la película francesa acaba de ganar en el BAFTA británico, mientras la película argentina El Secreto de sus Ojos ha derrotado a "La Teta..." hace poco en los Goya españoles. Pero la gran favorita es sin duda La Cinta Blanca (Das weisse Band - Eine deutsche Kindergeschichte/The White Ribbon), filme del austríaco Michael Haneke que cuenta con nada menos que una Palma de Oro en Cannes, además del último Globo de Oro.
Luego tenemos un aspecto que no necesariamente juega a favor o en contra, pero resulta decisivo por motivos obvios: el propio proceso de selección de la película. Por un lado, los postulantes deben ser propuestos por sus respectivas representaciones nacionales, sobre la base de sólo una película por país. Ello le permite representatividad a países con cinematografías exiguas o incipientes, pero castiga a países con una producción respetable, capaces de producir varias obras de calidad por año, al obligarlos a escoger sólo una. Además, las coproducciones suelen quedar de lado, en particular cuando son el fruto de fondos de tres países o más (ello explica la descalificación de títulos como Rojo (Trois couleurs: Rouge) de Krzysztof Kieslowski, o Diarios de Motocicleta de Walter Salles).
Para solucionar este problema, desde el año pasado las nueve películas prenominadas ya no son elegidas por votación general, sino sólo seis de ellas. Las otras tres son seleccionadas por un comité ejecutivo especial designado directamente por el veterano Mark Johnson, presidente del comité de películas extranjeras desde 1999. Se dice que este método ha logrado en parte el objetivo de llegar a una nominación con más credibilidad, pero al final las cinco finalistas deben ir a votación general. El año pasado, se argumentó que la ganadora (la japonesa Departures/Okuribito) era, nuevamente, la más convencional del grupo.
En este punto, debe quedar muy claro que los méritos de la película peruana son innegables en estrictos aspectos de técnica cinematográfica, y que no ha llegado a esta instancia por favores o casualidades, como más de un mezquino ha insinuado o declarado en nuestro medio. Pero la pregunta es si creo que va a ganar, y en verdad veo que sus posibilidades son escasas. No creo que gane, pero vaya que sí quiero. Quiero gritar un "lo logramos, carajo" como Magaly Solier, y si este domingo, llegado el momento, luego del "and the winner is" escucho un "The milk of...", sé que voy a llorar de emoción antes del "sorrow".