La Tierra murmura en si bemol - Mari Strachan

Publicado el 09 julio 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Edición: Espasa, 2012
ISBN: 9788467032215
Páginas: 336
Precio: 19,90 €
Me gustan las novelas con encanto, ese tipo de historias que incluso cuando narran grandes tragedias son capaces de transmitir ternura y amor. Seguramente uno de los ejemplos más conocidos de ello es Mujercitas, pero en la literatura actual también hay muchas obras de este estilo, como la exitosa Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea. El libro del que os hablaré hoy tiene bastante en común con este último: está contado desde una perspectiva infantil y plasma el deterioro de una familia. Además, como la ópera prima de Annabel Pitcher, me interesó porque al leer su sinopsis pensé que el relato debía de tener ángel. Y lo tiene.

Mari Strachan

Nacida en Gales, Mari Strachan se graduó en la Universidad de Cambridge y ha desarrollado una larga carrera como bibliotecaria de diversas instituciones, desde espacios públicos a escolares y académicos. Aun así, parece que todavía le quedaban ganas de adentrarse más en el mundo literario, por lo que en 2007 obtuvo su título de Escritura Creativa en la Universidad Metropolitana de Manchester. La Tierra murmura en si bemol (2009) es su primera novela, que ha logrado una buena acogida en diversos países europeos y recientemente se ha traducido a nuestro idioma. También ha publicado Blow On a Death Man’s Ember (2011), por ahora inédita en castellano. A modo de curiosidad, su lengua materna es el galés, pero escribe en inglés.

Me llamo Gwenni y puedo volar

Gwenni tiene doce años y no es una niña cualquiera. O sí, pero los de su alrededor la consideran especial: la narradora de esta historia tiene una personalidad curiosa e imaginativa, hasta el punto de estar convencida de poder volar. Estos comentarios sacan de quicio a su madre, una mujer echada a la antigua que teme que la gente de la zona pueda etiquetar a su hija como rara. A pesar de todo, lo cierto es que Gwenni tiene una buena relación con sus vecinos, juega a hacer de detective con ellos y, en general, le tienen mucho cariño.
La situación se complica cuando Ifan Evans, un conocido del pueblo, desaparece. Este hombre nunca transmitió buenas vibraciones a Gwenni, pero su esposa sí: es una antigua maestra que la aprecia mucho, por lo que le confía el cuidado de sus hijas y le regala libros. No obstante, la madre de Gwenni ve las cosas al revés: solo tiene elogios para el desaparecido; en cambio, detesta que la niña pase tanto rato con una mujer que alimenta su sed de lectura, cree que saber demasiado solo da problemas. En estas circunstancias, Gwenni debe hacer frente a unos acontecimientos que cambiarán para siempre su vida y la de su familia.

Comentario personal

La Tierra murmura en si bemol se desarrolla en una localidad de Gales a finales de los años cincuenta. Aunque la recreación no es el aspecto más destacable de la obra, tiene su atractivo porque utiliza alguna palabra en galés (lengua materna de la autora) y se trata de un escenario poco trillado en la literatura que llega a nuestro país. Aun así, la vida en el pueblo no se aleja tanto de lo que conocemos aquí: se trata de un lugar en el que todo el mundo se conoce (con frecuencia los nombres de los personajes van acompañados de su profesión, como la señora Davies de la Capilla o Price el Dentista), con las ventajas y los inconvenientes que eso supone. En cualquier caso, teniendo en cuenta que cada vez vivimos en un mundo más globalizado, agradezco encontrar una historia que me transmita la calidez y la cercanía de este ambiente.
En este contexto aparece Gwenni, la niña que puede volar, un rayo de luz en una realidad llena de convenciones y preocupación por guardar las apariencias. La protagonista es curiosa, imaginativa e inocente; resulta imposible no cogerle cariño. Además, me encanta que sea niña y que le guste serlo: a pesar de que sus amigas empiezan a ir con chicos y a cambiar su forma de vestir, Gwenni todavía detesta a los muchachos y no interpreta del todo bien los problemas de los adultos; en otras palabras: no tiene prisa por crecer. Leer sobre un personaje así en un momento en el que parece que las niñas quieren hacerse mayores rápido es un verdadero placer.
Precisamente la visión de los problemas familiares desde el punto de vista de una niña es el tema central de la obra: conocemos la perspectiva que tiene Gwenni de su clan y de los de su alrededor, lo que permite abarcar cuestiones cotidianas como los malos tratos y los traumas del pasado que aún perduran. Su ingenuidad hace que a menudo no entienda lo que ocurre, por lo que el lector deduce las cosas antes que ella. Así pues, se trata de una historia realista contada desde la mirada de una niña adorable; aquello de volar es una mera anécdota (de hecho, Gwenni solo lo hace en sueños), si no os gustan los detalles fantasiosos no os tenéis que preocupar.
Entre el resto de personajes, destaca la madre de la protagonista: una mujer dura y echada a la antigua, con una preocupación extrema por el qué dirán. No le gusta que su hija lea; cree que hacerse demasiadas preguntas no es bueno. A pesar de lo desagradable que pueda parecer de entrada, su personalidad se enriquece a medida que pasan las páginas y dista mucho de ser un estereotipo simplón. Por otro lado, el padre de Gwenni es un hombre amable y comprensivo, igual que la señora Evans, a quien Gwenni aprecia mucho. En cambio, Ifan Evans no gusta nada a la pequeña… y aquí se puede aplicar aquello de los niños son listos y se dan cuenta de muchas cosas, incluso sin ser conscientes de ello. También intervienen otros habitantes del pueblo, que contribuyen a engrandecer la obra y amplían los asuntos tratados (siempre de tipo cotidiano y familiar).
En general, se trata de una historia bien hilada y contada. Me ha gustado mucho la forma de escribir de Mari Strachan, detallista y meticulosa, con el tono simpático de la voz de Gwenni. Además, se organiza en capítulos breves, lo que anima a seguir leyendo, aunque de todos modos dista mucho de ser una novela adictiva llena de giros sorprendentes. De hecho, la trama familiar puede resultar previsible por la proximidad de los temas planteados y porque el lector percibe más cosas que Gwenni, pero la novela merece la pena por el enfoque infantil y la atmósfera acogedora. Hay muchos aspectos que dan valor a una creación literaria, no todo es la acción en sí. Os gustará especialmente si disfrutáis con los libros tranquilos y bonitos.
Y todavía hay algo más: La Tierra murmura en si bemol es una obra llena de amor por la literatura, un pequeño homenaje a las novelas que han marcado a más de una generación de niños y jóvenes, como Alicia en el País de las Maravillas, Mujercitas y Ana la de Tejas Verdes, por citar algunos de los títulos que lee Gwenni. En general, cuando se habla de libros en una novela estos suelen ser clásicos «serios» dirigidos a un público adulto (tal vez con la excepción de Julio Verne); no es frecuente que se cite la saga de Lucy Maud Montgomery, por ejemplo. Aprecio muchísimo que la autora no haya intentado ir de cultureta y se haya decantado por libros que, intuyo, ella misma leyó durante su infancia.
En definitiva, una lectura agradable y escrita con pulcritud que consigue reflejar la mentalidad de una niña de doce años a finales de los cincuenta. A pesar de la candidez de Gwenni, los temas principales son cuestiones duras, aunque se narran sin caer en sentimentalismos. Mi sensación final fue una sonrisa con un poso de tristeza, así que puedo definir La Tierra murmura en si bemol como una historia un tanto agridulce, en la línea de novelas que comparten la perspectiva infantil y la situación familiar complicada, como Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea, La insólita amargura del pastel de limón y Un destino por descubrir, entre otros.

Conclusión

La Tierra murmura en si bemol es una novela hermosa, una creación que combina el encanto de una voz infantil curiosa con asuntos cotidianos bastante delicados. Por mucho que en la contracubierta se destaque el hecho de que Gwenni puede volar, se trata de una obra completamente realista; ese detalle no deja de ser un reflejo más del carácter imaginativo y soñador de la protagonista. Por lo demás, pese a ser su debut literario, Mari Strachan ha conseguido dar un tono lleno de ángel a su narración, de modo que se disfruta de lo que cuenta y de cómo lo cuenta. No me parece una lectura imprescindible, pero si tenéis sensibilidad para este tipo de historias os recomiendo encarecidamente que conozcáis a Gwenni… y que escuchéis con ella los murmullos de la Tierra.
«En mi mapa mostraría la forma de la canción de la Tierra, constante como el zumbido de las abejas en verano. La escucho incluso debajo de esta nube tan espesa, me llena como una bendición» (pág. 257).