Este verano, la productora cinematográfica Focus Features sorprendía a muchos estableciendo la fecha de lanzamiento de la nueva película de Gus Van Sant, Promised Land (La Tierra Prometida), el 28 de diciembre 2012. El largometraje está basado en la historia de Dimock, Pennsylvania, una pequeńa localidad situada en la cuna del fracking que se ha hecho tristemente famosa por los titulares en los que se habla de aguas contaminadas, fuentes inflamables y ganado enfermo.
18.10.2012, ladyverd.com
Promised Land es la última película del director Gus Van Sant (El Indomable Will Hunting) y está protagonizada por Matt Damon, que también es el creador del guión en colaboración con John Krasinski. En esta ocasión, el actor da vida a un empleado de la industria del gas cuyo trabajo consiste en convencer a toda costa a los granjeros de Pennsylvania para que cedan sus terrenos a la empresa para la extracción de gas natural. La película promete levantar tanta polémica como el propio método de extracción del gas, la fractura hidráulica o fracking, una técnica mediante la que se inyecta a la tierra una mezcla de agua, arena y sustancias químicas para liberar el gas natural que se encuentra encerrado en las rocas. La práctica, que ya se encuentra muy extendida en varios estados de EEUU, entre ellos Pennsylvania, ha hecho que varias decenas de familias presentaran una denuncia contra la empresa explotadora, Cabot, debido a los frecuentes escapes de gas y la contaminación de las aguas potables.
La técnica del fracking lleva ańos creando polémica en EEUU. Donde algunos encuentran en la extracción del gas natural la solución a la crisis energética del país otros ven una amenaza a la naturaleza y al hombre por parte de una industria avariciosa en lo que se ha denominado “la nueva fiebre del oro”, protagonizada en esta ocasión por el combustible que se encuentra en la roca de esquisto.
Con respecto a las voces que claman por detener esta amenaza para la salud del hombre y del medio ambiente, cabe destacar que la organización ecologista American Rivers seńaló en 2011 al río Susquehanna, que suministra agua potable a seis millones de personas, como el “río más amenazado de EEUU” debido al problema del fracking. Algunas organizaciones como Natural Gas Watch Watch siguen de cerca los efectos secundarios de esta práctica y mantienen un listado actualizado de accidentes, escapes y demás “dańos colaterales” de la industria.
Por su parte, la industria del gas continúa pagando sumas ingentes de dinero a los agricultores y ganaderos que quieran ceder sus tierras para la extracción de gas y responde a las denuncias de los ecologistas con una fuerte contrapropaganda en la que los acusa de alarmistas.
En Hollywood ya se está hablando de la posible candidatura de Promised Land para los Oscars. En el resto del mundo, la película ha levantado expectativas de dar a conocer los efectos del fracking sobre las tierras en las que esta práctica se lleva a cabo. De momento nadie ha visto el largometraje, pero sin duda el hecho de que la industria del gas haya puesto en marcha su maquinaria propagandística en contra del mismo dice mucho sobre lo que se espera de él. Promised Land se estrenará a finales de diciembre de 2012 y solamente entonces podrá saberse si es capaz de reflejar lo que realmente está ocurriendo allá donde se está extrayendo gas natural mediante el fracking.
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Natural Gas Watch