Jack y Zoe pasan sus vacaciones en el paraíso pirenaico de Saint Bernard in-Haut. Como grandes aficionados al sky, se levantan temprano para descender la ladera de la montaña con la menor afluencia de público posible. Pero descubrirán con horror el enfurecimiento de la misma con un alud en la que Zoe resulta enterrada. Jack conseguirá sacarla de allí.Tras el gran susto descubrirán extrañados que no hay nadie por la zona, ni ningún habitante en el pueblo. Alarmados ante lo que creen una evacuación ante un próximo y más grande alud, intentarán abandonar el pueblo pero, misteriosamente, siempre son devueltos al mismo.
Los personajes resultan creíbles en general, quizás demasiado tranquilos o abandonados a su suerte para hallarse en la situación en que se encuentran pero, al fin y al cabo, no desentonan. Sinceramente, creo que Joyce no ha creado una novela de personajes, pues resultan algo planos. Para suavizar algo esta linealidad, se nos intenta acercar a ciertos momentos del pasado con el fin de profundizar algo en su personalidad pero, para mi, para lo que es esta novela, están suficientemente bien sin más miramientos. En mi opinión no se necesita una mayor complejidad de los mismos, pues la gracia está en la situación, en el escenario, en la descripción de los paisajes, que puede resultar tan bella como aterradora.
En mi opinión Joyce nos ofrece una alegoría sobre la vida y nos insta a aprovecharla al máximo.
"Debes aferrarte a cada momento de la vida, Zoe, porque la vida se escapa, se escapa muy deprisa."
En repetidas ocasiones nos recuerda acciones del pasado que se podían haber evitado; cosas que no se han hecho; o sabores, olores y experiencias que se han perdido. De hecho, el final no es sino esto: una nueva oportunidad de vivir la vida, ahora sabiendo que en cualquier momento se puede acabar.
En general, y aunque pueda no parecerlo, me ha parecido una bonita novela. Agradable, entretenida, con su puntito de tensión, muy amena, fácil de leer y, bien escrita. En definitiva, una novela muy recomendable.