Las oleadas de turistas que salen de la estación de cercanías de Postdam para visitar los palacios y jardines de Sans Souci, no suelen acercarse, lamentablemente, a contemplar una obra emblemática de la arquitectura moderna: la Torre Einstein, un proyecto de Erich Mendelsohn acabado en 1921.
Las osadas líneas curvas de la estructura para el telecopio parecen sacadas de un comic futurista. El edificio nos prometía grandes cambios y un futuro prometedor para una humanidad, cada vez más próxima a las estrellas que contemplaba. La modernidad terminó en frustración pero la utopía ha dejado constancia.
Al sur de la estación de ferrocarril, a escasos minutos a pie, paseando por apacibles calles con nombres de científicos, como Planck o Einstein, se encuentra la colina del Instituto de Astrofísica de Postdam. Hasta seis telescopios de diversos tamaños, la mayoría de finales del siglo XIX, se encuentran dispersos entre la arboleda. Antes de los telescopios,el bosque albergaba una de las torres del telégrafo óptico.
La ciencia pura también puede ser arte para todos los sentidos.