Situada al norte, tras las ruinas del pueblo, este cerro de 200 metros de altura domina el paisaje, cual atalaya defensiva. Antaño servía a pastores y campesinos para orientarse y ubicar el pueblo. Un majano en forma de cono (que se mantiene en pié) actuaba de faro, como era habitual en la Sierra Norte de Guadalajara.
Dicen que desde aquí la artillería bombardeaba Tamajón, en la zona republicana (el frente estuvo durante toda la guerra en el Sorbe) y que en la cumbre se conserva un búnker. Quisimos comprobarlo y subimos por la vereda que arranca desde la pista a Fraguas; en poco más de media hora llegamos arriba (hay otra senda desde la carretera de Arbancón, algo más larga y menos empinada).
Abandonado al final de la guerra, quizás fuera el momento de recuperar este búnker, como parte de la historia y como mirador, ya que las vistas son espectaculares. De ellas hablaremos otro día.
Lar-ami
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