Hace tiempo que dejé de hacer listas de libros futuribles o apetecibles, porque descubrí que mi tiempo es tan escaso que posiblemente nunca llegara a leerlos todos, comencé a comprar en digital para que mi bolsillo se resintiera menos, pero sobre todo por el espacio en mi casa que ya brillaba por su ausencia. De esa manera llegó a mi lector digital La maniobra de la tortuga, un libro que en la blogosfera y en Twitter hizo mucho ruido, tanto que en ese momento y con las expectativas desbocadas temí leerlo, porque nada es peor que enfrentar una novela cuando estas están altas, y más cuando esperas tanto que sabes que por buena que sea no va a llegar a las que tú te has creado, no es la primera vez que me pasa y el resultado ha sido nefasto.
Con una buena soga logré amarrar las expectativas, el mercado editorial hizo el resto, posponer la lectura hasta que fuera más propicia, y la ocasión la pintaron calva cuando desde #SoyYincanera propusimos el sorteo y la Lectura Simultánea de La tragedia del Girasol. Si es posible me gusta comenzar las sagas por el principio, no siempre lo consigo, pero esta de momento era corta y no me daba pereza, me apetecía conocer a Bianquetti del que todos contaban maravillas y lo conocí, vaya si lo hice, y me cautivó su humanidad y me repelieron sus maneras de matón de barrio y lo mejor de todo es que terminé uno y comencé el siguiente.
Benito Olmo nació en Cádiz en 1980, es escritor y guionista. Es autor de las novelas Caballo (2007), Mil cosas que no te dije antes de perderte (2011). Fue finalista del I Premio de Novela La Trama/Aragón Negro. Su última novela, La maniobra de la tortuga ( Suma 2016), resultó finalista del III Premio Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en 2016. Se han vendido los derechos para realizar la adaptación cinematográfica de esata obra y está previsto que empiece a rodarse a finales de 20018.
Puedes encontrarlo en las redes
benitoolmo@hotmail.comTwitter @BenitoOlmoFacebook benito.olmoInstagram benito_olmo
Sinopsis:
Suspendido de empleo y sueldo, el exinspector Manuel Bianquetti se ve obligado a malvender sus servicios como investigador privado hasta que recibe un encargo aparentemente sencillo: proteger a un importante empresario durante su estancia en la ciudad.
Sin embargo, lo que parece un trabajo rutinario desembocará en un reguero de muertes que obligará a Bianquetti a dar rienda suelta a su instinto detestivesco para sobrevivir, llevándole a descubrir que, a menudo, el sol que más calienta también es el que más quema.
Mis impresiones:
La tragedia del girasol tiene en Bianquetti su pilar más potente, se podría decir que él es el alma matter de esta historia, y de toda la saga si me apuras. Manuel Bianquetti es un policía de la vieja escuela, irreverente, hosco, antipático si me apuras, acostumbrado a batirse en el cuerpo a cuerpo y utilizar sus manazas y su pie calibre 50 como armas disuasorias. Es también un hombre de contrastes porque si bien puede ser de lo más desagradable con sus compañeros de trabajo y con aquellos que le persiguen para acabar con su vida, también es bien cierto que es muy empático y tremendamente humano con aquellos que sufren, con los desheredados, o con aquellos que han tenido la mala fortuna de tomar una decisión errónea que les ha acarreado consecuencias poco halagueñas.
Bianquetti muestra su lado más tierno con las mujeres de su vida, y sin embargo no sabe mantenerlas a su lado, las aleja sin darse cuenta en muchas ocasiones en un afán por protegerlas de los peligros que le acechan a él, Y es que Bianquetti tiene un imán para atraer las peleas, y una forma bastante violenta de preservar su vida, que lo convierte en la mayoría de las ocasiones en un saco de moratones y heridas, lo que coloquialmente viene a llamarse un cristo, he llegado incluso a temer por la vida de este hombretón de dos metros, y poco agraciado que con la cara hinchada por los golpes daba grima por donde pasaba.
Cristina y Sol son las mujeres que dan sentido a la vida de Bianquetti, la primera con una relación sentimental a la que ella no le ve futuro porque Manuel la aparta constantemente, de la segunda, su hija, los separan los quilómetros, el odio que le profesa la madre de la chica y su incapacidad para mostrar sus sentimientos, Sol es ese puerto de luz radiante que nuestro hosco inspector se permite en muy pocas ocasiones, un oasis en medio del desierto. Ambos personajes son secundarios necesarios y de lujo para resaltar el lado humano de un policía acostumbrado a ir por libre, a no acatar órdenes, que tiende a meterse en camisa de once varas, o lo que viene a ser lo mismo en la boca del lobo.
Otro gran acierto en esta novela es su título, impactante, sobre todo cuando descubres que se esconde detrás de él, una gran metáfora, porque en esta novela el autor ha ganado en madurez literaria. Hecho que se constata en una trama más trabajada, en unas descripciones de las emociones que te permiten ver pasar el fotograma ante tus ojos e incluso sentir la desazón de los personajes en cada momento, sentir el olor a miedo, o la blancura y suavidad de la piel de Mary, incluso el sabor herrumbroso de la sangre tras un golpe, se bordan las emociones y de esa manera se atrapa al lector, le mantiene pegado a sus páginas, compartiendo la suerte del exinspector Bianquetti, temiendo a cada paso por él, sospechando de quién el inspector reconvertido en detective sospecha, elucubrando a la par que él hipótesis o al menos no viéndolas descabelladas, sintiendo aprehensión por los compañeros a quién odia o por quien siente indiferencia, en ese sentido lo borda y crea pasajes de gran belleza, y otros de gran tensión lectora, pero nos encontramos ante una novela negra, clásica, con el sabor del Bronx, salvo que se ambienta en las calles de Cádiz.
Y este es otro de los pilares importantes, la mayoría de novelas negras se ambientan en grandes ciudades, Madrid y Barcelona sobre todo, ahora y cada vez más los autores tienden a desarrollar las tramas en ciudades más pequeñas, y es que el delito y el mal no es coto privado de las grandes urbes, también se da en mayor o en menor medida en las capitales de provincias e incluso en localidades pequeñas, la elección de Cádiz se me antoja un acierto, no es un punto que ya esté trillado, le aporta luminosidad a la historia por más que se empeñe en bajarnos a los bajos fondos de la miseria humana. Y es que uno cuando piensa en la tacita de plata, piensa en playa, turismo y pescaíto frito, pero Cadiz también es viento de levante, también es lluvia, también son esas barriadas que existen en todas las ciudades donde se acumula la pobreza, la droga, los camellos y las prostitutas, y el autor lo pone de relieve, aunque también esas urbanizaciones exclusivas donde la felina y camaleónica Mary y su multimillonario marido se reponen de la pérdida del padre del magnate. El autor propone un paseo por el Cádiz menos conocido sin olvidarse el pescaíto frito que consume Manuel con fruición.
Y para finalizar me gustaría destacar esa fina ironía o esos golpes de humor de Manuel, que logran despertar una tímida sonrisa o una carcajada en el sufrido lector, porque no todo van a ser golpes en la historia, quien está sumergido en la trama necesita de vez en cuando un balón de oxigeno y este llega de esa forma.
Conclusión:
La tragedia del girasol es una novela muy visual, yo diría que cien por cien cinematográfica, como el sabor de novela clásica negra americana, bien se podría haber desarrollado en el Bronx, pero no se ambienta en Cádiz, con un personaje principal muy potente, Bianquetti, que sostiene la historia y si me apuras la saga, una trama más madura que en la Maniobra de la tortuga, pero menos fresca.
Una novela negra con un secundario que promete Silva y dos femeninos que humanizan al inspector, Cristina y Sol. Solo por conocer a ese enorme hombretón de pies de barro y corazón tierno merece la pena adentrarse en La tragedia del girasol