NUESTRA OPINIÓN....Cuando acabé con La maniobra de la tortuga ya comenté que me gustaría volver a encontrarme con Bianquetti, por eso cuando Benito Olmo anunció que había nueva entrega con este personaje un tanto peculiar que acabó por ganarse todas mis simpatías, estaba claro que la novela iba a estar en mis manos y presentía que iba a disfrutar con ella.
En La tragedia del girasol nos vamos a encontrar con que Bianquetti está suspendido de empleo y sueldo en la policía, lo que le lleva a intentar ganarse la vida como investigador privado.
De momento no es mucho el trabajo que tiene, tratar de localizar a una prostituta que responde al nombre de Regina, lo que tampoco contribuye a que se encuentre en su mejor momento. Por eso cuando un antiguo compañero le ofrece llevar a cabo un trabajo que no parece complicado, proteger a un empresario mientras se encuentre en la ciudad, aunque al principio lo rechaza, después de darle una vuelta y oír algunos consejos terminará aceptándolo.
Cuando Bianquetti comience el trabajo se dará cuenta de que quienes le acompañan en las labores de protección encomendadas o son muy malos en su trabajo o hay algo detrás que no es lo que parece. A alguien con su instinto es difícil engañarle.
Con una trama que vuelve a transcurrir en el Cádiz más alejado del que todos tenemos en mente de playas, ambiente alegre y mucho sol, de hecho en esta novela sucede bajo una casi continua tormenta, Benito Olmo nuevamente urde con solvencia una historia tan oscura como el cielo de esa tormenta que azota Cádiz, en la que encontraremos corrupción, narcotráfico, prostitución y violencia, aunque a veces estemos en escenarios llenos de algarabía, luminosos o lujosos, y que pone en cuestión la impunidad que otorga el dinero en ciertos ámbitos.
El protagonista indiscutible de La tragedia del girasol es Bianquetti, un personaje que sigue teniendo la misma esencia, esa que tanto nos gustó y gusta a muchos, y al que encontraremos más evolucionado, aunque arrastre cierto fracaso y amargura y siga rigiéndose por su particular código personal de la justicia. También en el plano personal tendrá que lidiar con sus sentimientos y el miedo a perder a quienes quiere y tomar alguna que otra decisión al respecto.
En cuanto al resto de los personajes que se pasean por las páginas de esta novela, algunos ya son conocidos nuestros de la entrega anterior, pero también nos encontraremos otros nuevos a los que Benito Olmo dota de los suficientes elementos para caracterizarlos y que sean reconocibles en todo momento por el lector.
Benito Olmo nos han vuelto a convencer con una trama muy bien urdida, en la que no faltan giros sorprendentes, con capítulos cortos que mantienen la atención del lector, con unos diálogos que le aportan agilidad, una prosa fluida y sencilla, una tensión que va creciendo a lo largo de una trama en la que va al grano sin perderse por las ramas, diálogos que aportan, si cabe, todavía más agilidad, y sin dejar cabos sueltos ni sacarse conejos de la chistera, llega a un desenlace inesperado y totalmente coherente.
Está claro que Benito Olmo ha venido pisando fuerte y no nos queda más que recomendar sus novelas y esperar con ansias una próxima entrega de este gran protagonista que tanto nos gusta: Bianquetti.
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FRAGMENTO