Son novelas de espías, ambientadas en plena guerra fría y en el que existen dos vínculos que no pueden desligarse del desarrollo global, la amistad y la traición.
Ambos elementos formarán parte del universo creativo de Le Carré, sin una no existiría la otra, son vasos concomitantes aunque en la trilogía que ahora tratamos importa mucho más la traición. La amistad sería tratada con mayor profusión en otras novelas del autor como por ejemplo “Amigos absolutos” aunque eso sería ya otro artículo y otro tema.no solo traicionaron a su clase social. También una manera de ver el mundoCon seguridad la idea primigenia que generó toda la trilogía sería la famosa traición del espía británico Kim Philby y el famoso círculo de Cambridge. Es cierto que eran otros tiempos, la felonía de Philby venía en otra época, en un periodo donde Inglaterra se vio aliada de la URSS en su lucha contra la Alemania nazi. Los que antes eran enemigos acérrimos pasaron de pronto a ser aliados tanto en los despachos como en los campos de batalla. La conciencia social, que existía en la Gran Bretaña de entreguerras, se manifestaba con un partido comunista inglés en alza y que se hallaba a la izquierda del laborismo. De ese periodo reivindicativo bebieron ideológicamente los cinco de Cambridge.La traición en la trilogía de Karla, de John Le Carré
Publicado el 18 mayo 2016 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
La traición del espía británico Kim Philby y el famoso círculo de Cambridge La trilogía de Karla es un grupo de tres novelas escritas por John Le Carré compuestas por “El topo”, “El honorable colegial” y “La gente de Smiley”. En esas tres novelas, consideradas trilogía de Karla por la crítica más que por el propio autor, se nos muestra el enfrentamiento entre George Smiley y su homólogo en el lado soviético Karla. Es decir, el servicio secreto británico frente al KGB. Cuando más tarde se descubrió todo se consideró que la deslealtad era mayor no bien habían traicionado a su clase social sino también a una manera de ver el mundo y en definitiva a algo mucho más íntimo como era a su propia familia.Por eso el concepto de traición se elevó algo más allá del hecho de vender secretos de un país o de facilitar a los supuestos enemigos secretos importantes. La traición tenía toques de alevosía porque se atacaba al más profundo sentido del stablishment británico.Existen verdades que no se comentan y los cinco de Cambridge las pusieron sobre el tapete. No tuvieron que hacer mucho esfuerzo para terminar por trabajar en puestos elevados del gobierno británico, el concepto de élite y los contactos propios de una universidad como Cambridge eran carta de presentación más que suficiente para ocupar un puesto directivo en cualquier departamento estatal. Alguno de los integrantes llegó a tener un peso importantísimo en Buckingan Palace. Ese sentido de la élite que se forma en ciertos círculos académicos se mantuvo y como consecuencia de ello los mayores escándalos en la historia del espionaje británico.Le Carré tomó como ejemplo la deslealtad de Philby y la aplicó sobre la ficción. Es cierto que no llegó a categorizar sobre el hecho en sí de traicionar al imperio británico pero dejó resmas, hilos, retazos de lo que quería decir.La idea que transmite Le Carré se puede citar en una frase de una de sus protagonistas mejor caracterizadas, Connie Sachs, cuando los describe a todos como “educados para dominar las olas del mar”, que no es preciso explicar.La propia Connie Sachs es un ejemplo más de cómo funcionaban los entresijos del gobierno británico. Fue reclutada en una partida de Bridge por Control, en ese momento el jefe del espionaje británico. No hicieron falta muchos más datos curriculares, sino simplemente pertenecer a un círculo social apropiado y poseer ciertas dotas intelectuales. Verdad es que fue un acierto su reclutamiento pero semejante política de contratación no puede salvo demostrar que existe tras sí un mundo que se rige por otros parámetros diferentes.Sergio TorrijosContinuará...