Hacía tiempo de que una película de cine negro no llegaba a la cartelera española. De algún modo, La Trama (2013) toma como referentes a los maestros de este cine como Fritz Lang (La mujer del cuadro), Howard Hawks (El sueño eterno), John Huston (La jungla de asfalto), Otto Premiger (Laura) o Billy Wilder (Perdición) y sus mujeres fatales como la Gloria Grahame de Deseos humanos o la Rita Hayworth de Gilda. Evidentemente, esta producción no alcanza el nivel del repertorio citado, pero si ofrece una digna historia, que puede servir para pasar una tarde entretenida.
El argumento gira en torno a un policía de Nueva York, que sale libre de cargos tras un tiroteo a pesar de lo cual es destituido de su puesto de detective por el alcalde, por lo que éste se dedicará a la investigación privada. Siete años más tarde, nuevamente, el máximo representante de la ciudad contratará sus servicios para intentar descubrir una infidelidad de su mujer. Sin embargo, detrás de esa trama se esconde un secreto que Tagart (Mark Wahlberg) deberá descubrir, pues se produce un misterioso asesinato.
Está dirigida por Allen Hughes, autor de El libro de Eli o Desde el infierno junto a su hermano gemelo con el que lleva colaborando desde los 12 años, lo que confirma nuestra teoría de que el enchufismo en el cine funciona, aunque este es su primer trabajo en solitario. El realizador intenta llamar la atención del espectador cada vez que abre una trama, pero no sabemos si logra el efecto deseado, porque los golpes de efecto pueden parecer artificiales para el espectador experimentado, por lo que no caerá en las “trampas” que vaya tendiendo el guionista. Este largometraje está marcado por un patrón definido como producto del marketing.
Por otro lado, el reparto lo encabeza un Mark Wahlberg, que es un tipo formal, familiar, con principios sólidos y como católico, que se considera, da gracias a Dios por la mañana cuando se levanta y por las noches antes de dormir. Y es que este hombre tuvo una juventud desastrosa y conflictiva, decidiendo en un momento determinado dar un giro brusco a su vida para acabar convirtiéndose en un hombre de orden. Russel Crowe interpreta de modo poco convincente a un político, cuya transparencia brilla por su ausencia. Alona Tal y, en especial, Catherine Zeta Jones le ponen ese sello inconfundible del film noir, aunque su personaje nos parece un tanto descafeinado.
Finalmente, nos parece interesante destacar la ética de un personaje que no acepta dinero sucio y que actúa acorde a lo que le dictamina la conciencia a pesar de que su actitud le pueda perjudicar. (publicado en www.paginasdigital.es)