Donde provocó un aumento en casos de obesidad y sobrepeso en el país, las entidades sanitarias internacionales, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para la Alimentación y la agricultura (FAO), coinciden que las razones fundamentales de esta problemática es la inexistencia de parámetros regulatorios para las industrias alimenticias de alimentos procesados.
“México es el mayor consumidor de productos ultra procesados en laregión de América Latina, con 214 kilogramos al año por persona.”Las organizaciones que luchan con los efectos negativos de los productos procesados se cuestionan porque no existe un impuesto a estas industrias, con la finalidad de regularizar el contenido de azúcares y calorías. Por otra parte, también mencionan que el etiquetado del contenido de los productos debería ser más vistoso y claro para el consumidor.En el segundo capítulo llamado Reacción de las grandes corporaciones.Este capítulo me recuerda al libro titulado “Blanco bueno busca negro pobre” del escritor Gustau Nerín que hace una crítica a las organizaciones ONG sobre la ayuda humanitaria al pueblo africano. La manera que publicitan a su máximo esplendor la hambruna, la pobreza y las desgracias ajenas de aquellas personas para sus propios beneficios.
“La culpabilización empieza con una cuidadosa presentación del continente africano basado en el miserabilismo”.
Con los nuevos lineamientos que surgieron. Las grandes compañías no se quisieron quedar afuera, utilizaron todo lo que estuvo a su alcance para no salir afectadas. Realizando campañas de marketing social para fortalecer su imagen. Aunque, oponiéndose a cualquier política efectiva que pueda afectarles, dejando al consumidor la responsabilidad del problema de salud.
Sin duda, la gran estrategia de todas las organizaciones que se menciona es realizar patrocinios y estrechar lazos con instituciones estatales, ayudando a crear programas que beneficien a un nicho en particular, donde sus productos envasados son los representantes fundamentales. Sin embargo, la industria también crea fundaciones, institutos y premios relacionado al cuidado de la salud donde saben que la crítica social no se debe tomar a la ligera. Un ejemplo que utilizan las organizaciones es certificarse para ser “amigable con el medio ambiente”, donde saben que las críticas de ambientalistas pueden dañar su reputación y mucho más sus ganancias.
En el ámbito del activismo por la salud alimentaria se ha llamado “nutriwashing” al conjunto de tácticas de relaciones públicas que implica el “maquillaje” de un producto o empresa para hacerlo parecer como saludable e inofensivo y a sus fabricantes como interesados en la salud.
Una estrategia que utilizan para poder posicionar sus marcas, promocionarse y publicitarse acompañado de un bombardeo constante de desinformación en los medios de comunicación.Las industrias saben que tienen que buscar nuevas estrategias porque las relaciones marcas- asociaciones dejaron de ser “bien vistos” en el mundo, por los escándalos de corrupción que salieron a la luz.En esta desventura misión, existen organizaciones que le apuestan incondicionalmente al activismo de la salud, donde dejaron de tener relaciones con empresas que perjudican y dañan la salud de los consumidores, y sobre todo abrazando la ética hacia la causa que siguen. Docentes, investigadores, profesionales y estudiantes del campo de la nutrición opinaron que los patrocinios con estas industrias deberían cesar, al solo buscar su interés propio.Mientras siguen las medidas para neutralizar a las grandes empresas de productos procesados, una nueva estrategia surge llamada NATIVE ADS, un mensaje publicitario con un mensaje de doble sentido. Las relaciones públicas con medios impresos, políticos y de comunicación llegan para jugar un papel importante.En el cuarto capítulo llamado lo que ellas quieran.En abril del 2014 se publicó una modificación al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad en el Diario Oficial para prohibir en televisión y cine, la publicidad dirigida a niños de productos que no cumplan con los criterios nutrimentales especificados, donde lamentablemente su aplicación sigue siendo ambigua, donde los intereses de las industrias siguen teniendo más poder en los medios.Las instituciones relacionadas al cuidado de salud siguen siendo cuestionadas por su trabajo poco ético, al beneficiar a las organizaciones.Como escritor, se inicia en la poesía, pero termina escribiendo novelas y cuentos, siendo de este género principal representante en España, teniendo un componente fantástico en la mayoría de sus relatos. También ha publicado narrativa infantil y juvenil y literatura de viajes. Junto con Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Díez escribe con el apócrifo común de Sabino Ordás.
José María Merino también se dedica a la crítica literaria, escribe artículos en las revistas Leer y Revista de Libros, el periódico El País, entre otros, y es prologuista y antólogo de diferentes autores. Asiste a congresos y conferencias sobre literatura, en España y en el extranjero.