La transgresión de Cruz del Sur

Publicado el 03 julio 2015 por Magik
Ayer Vis a vis concluía su primera temporada y lo hacía con una estela ascendente, que no ha hecho más que repetir el buen sabor de boca que dejó su episodio piloto y del cual yo ya hablé por aquí. La cuestión es que once episodios después, no puedo más que seguir alabando las desventuras de Macarena Ferreiro y de las demás reclusas de Cruz del Sur, pues Vis a vis no sólo ha mantenido el nivel en su primera temporada, sino que lo ha ido elevando poco a poco.
Además, también ha mantenido esas ganas de arriesgar y de innovar, experimentando a veces con la estructura de los episodios, lo que nos dejó dos grandes joyas: el episodio del motín que combinaba el presente con breves flashfowards que nos iban adelantando pequeñas píldoras de información que no hacían más que aumentar la tensión y, sobre todo, el episodio del bosque, que manejó con soltura tanto los flashbacks de lo acontecido en el bosque como las consecuencias que tuvo todo lo sucedido.

La verdad es que Vis a vis siempre ha sido una serie muy trasgresora, una de las más innovadoras en España (y eso que esta temporada hemos disfrutado de auténticas maravillas como El ministerio del tiempo o la segunda temporada de Sin identidad).
Porque Vis a vis no es una serie fácil, ni va a lo fácil. De hecho, conozco a gente (mi hermana, sin ir más lejos) que es incapaz de verla porque le deja muy mal cuerpo y eso habla muy bien de la serie. Y es que durante la hora que dura el episodio la tensión está tan conseguida que no puedes evitar tener el corazón en un puño, incluso cuando sabes que, en realidad, no va a llegar a pasar nada malo. Como, por ejemplo, esa más que agobiante escena en la que Anabel está a punto de rebanarle los pezones a Macarena. Yo es acordarme y estremecerme.
Sin embargo, también es verdad que a los guionistas no les ha temblado el pulso a la hora de avanzar con la trama, ni a la hora de tomar decisiones difíciles. Así, estamos ante una serie bastante cruda donde no sólo la mala de la película hace que la protagonista aborte, sino que atropellan a niñas para que su asesino se regodee después en su funeral.

Y yo que lo agradezco, oye, porque Vis a vis consigue que estés pegado en el sofá, que temas por lo que pueda pasar, porque puede pasar cualquier cosa como bien han demostrado los múltiples giros que han marcado la ficción. Y no sólo en cuestiones de thriller, sino también en las personales, pues poco a poco los Ferreiro al completo se han visto abocados a caer en una espiral de desesperación, defensa y oscuridad que ha resultado muy emocionante de ver. Es increíble pensar la evolución que han tenido los cuatro miembros de la familia, encabezada por una Macarena que ha dejado de ser la chica inocente que entró en la cárcel.
¿Soy una buena persona?, le preguntaba ayer entre lágrimas a Rizos, tras que ésta evitara en extremis que acabara con la vida de Zulema. Y, la verdad, es que, a pesar de todo, para el espectador lo es, es la heroína o, mejor dicho, antiheroína a la que no le queda otra que recrudecerse para sobrevivir, al igual que a sus padres y hermano.
La verdad es que la evolución de los personajes ha sido una maravilla. Desde los hermanos Ferreiro endureciéndose a marchas forzadas, cada uno por culpa de uno de los malos (Maca sufriendo continuamente el acoso de Zulema y Román gracias al Egipcio, el novio de ésta), hasta el ir desgranando el carácter de los secundarios.
Porque quizás el resto de presas no ha tenido esa evolución, siempre han sido así, pero ha sido terriblemente interesante verlas reaccionar y cómo los guionistas las han ido, en cierta manera, diseccionando y logrando en algunos casos que empaticemos con ellas. Y era fácil hacerlo en algunos casos (Rizos, Sole y Tere), pero no puedo más que quitarme el sombrero ante el retrato de Saray, uno de los personajes más complejos y magnéticos de Vis a vis.

Es curioso, porque siempre me ha dado la sensación que ese personaje bombón, el personaje revelación, sobre el papel tenía que ser Zulema, pero para mí la gitana se ha llevado de calle a las demás. Complicada, bruta, noble, mala, con mala hostia, violenta, celosa, enamorada... Muchas cosas se pueden decir de Saray, una mujer cuyas reacciones, aunque consecuentes, lograban sorprender y que, dicho más claramente, mola cantidad. Además, Alba Flores está más que maravillosa, destacando en un casting perfecto donde nadie desentona.
Y si Saray está un poco en el medio, porque a veces ejerce de villana y otras no, en la zona oscura tenemos a varios malos, malísimos que cumplen perfectamente su papel. ¿O es que no odia toda España a ese doctor pervertido y mentiroso cuyos engaños, encima, estaban tan bien traídos que el muy cabrón podría estar en Juego de tronos y salir victorioso? ¿O daba miedo esa loca empalagosa de Anabel, que va de amiga, pero es la peor de todas? De hecho, en muchos casos, Anabel era incluso peor que Zulema, ya que ésta, al menos, tenía la decencia de ir de frente... la mayoría de las veces, al menos.
Porque precisamente en el último episodio jugó con la directora como intentó jugar con el espectador, fingiendo un arrepentimiento y una redición que, en realidad, era parte de un plan maestro como una casa y que marcó no sólo un giro inesperado, sino ese cliffhanger de cara a la segunda temporada que puede cambiar Vis a vis por completo y eso sería bien.
Con El egipcio muerto y los Ferreiro sin tener que enfrentarse a él y con Zulema habiendo dejado a Fabio tirado en un pozo y habiendo secuestrado a Macarena y llevándosela a rastras a una fuga, que no podía venirle en peor momento (pobrecita Macarena, qué mala suerte tiene esta mujer), la historia tiene que cambiar completamente y, aunque en parte me asusta un poco (todos sabemos que Prison break empezó a decaer precisamente con la fuga con la que acababa la primera temporada), también estoy deseando ver cómo sigue la serie.

Y ya para acabar (podría pasarme horas y horas alabando Vis a vis porque es una genialidad), sólo me queda comentar un último aspecto y es ese triángulo amoroso original donde los haya y maravillosamente bien contado. Ninguno de los tres miembros es perfecto, todos la han cagado alguna vez y todos se han comportado mal alguna vez, pero al mismo tiempo tanto Rizos como Fabio tienen tal química con Macarena y sus relaciones son tan diferentes entre sí, que no sólo resulta divertido e interesante de ver, sino que yo no sé con quién la dejaría.
Bueno, en realidad en este caso me marcaría un Memorias de Idhún o, lo que es lo mismo, la salida cobarde y es que acaben los tres juntos y felices. Sí, será de las poquísimas veces que no tengo un bando claro y sufro mucho, ¿vale?

Pero, bueno, esa es otra cuestión.
Porque lo importante es el valor que han tenido los guionistas de Vis a vis escribiendo ese triángulo. Sí, no es la primera vez que hay triángulos, ni dudas sobre sexualidad, ni historias de amor tan complicadas, pero sí que lo es en un drama de prime-time. Normalmente, esa clase de historias son para series de adolescentes (Física o química tuvo hasta tríos) y telenovelas (las temporadas cuarta y quinta de Amar en tiempos revueltos tenían a Teresa dudando entre Héctor y Ana).
Así que, nada, sólo me queda aplaudir y esperar que Antena 3 no tarde demasiado en estrenar la segunda temporada porque necesito saber qué va a ser de Macarena, Fabio (ay, que me lo han dejado tirado y herido, sufro de nuevo) y cómo va a acabar esa fuga con la que nos sorprendieron ayer.
¡Qué larga se va a hacer la espera!