Por Miguel Ángel García Alzugaray
La trata de personas es una forma de delincuencia organizada internacional, valorada en miles de millones de dólares, que constituye una vergonzosa forma de esclavitud en nuestros tiempos.
Es un problema mundial y uno de los delitos de lesa humanidad más denigrantes que existen, ya que priva de su dignidad a millones de personas en todo el mundo. Los tratantes engañan a mujeres, hombres y niños de todos los rincones del planeta y los someten diariamente a situaciones de explotación. Si bien la forma más conocida de trata de personas es la explotación sexual, cientos de miles de víctimas también son objeto de trata con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos.
Generalmente la comisión de este delito incluye la captación, transporte, traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, el chantaje y la extorsión.
Esa conducta criminal incluye, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, y la servidumbre.
Se elige a las víctimas por su vulnerabilidad y se trafica con ellas entre países y regiones mediante el engaño o la coacción.
Una vez llegadas a su destino se les priva de autonomía, libertad de movimiento y elección, y son forzadas a trabajar en condiciones precarias. A menudo sufren varias formas de abuso físico y mental. La trata de personas se encuentra vinculada a una serie de delitos como flujos de capital ilícito, el uso de documentos de viaje fraudulentos y la ciberdelincuencia.
La explotación de seres humanos puede ser sumamente lucrativa para los grupos delictivos organizados. Las cifras varían, según las estimaciones realizadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) donde millones de personas son víctimas de la trata en un momento dado, y las ganancias que reporta ese delito ascienden a millones de dólares por año. Sin embargo, las estimaciones más recientes sobre las tendencias generales del trabajo forzoso indican que el alcance del problema es mucho mayor.
Los tratantes consideran a las personas meras mercancías, objetos que pueden ser explotados y comerciados para lucrar con ellos.
Hay un desprecio total por la dignidad y los derechos humanos.
A nivel mundial, una de cada cinco víctimas de la trata es un niño, aunque en las regiones y subregiones más pobres, como África y el gran Mekong, son niños la mayoría de las víctimas. Los niños son objeto de trata con fines de mendicidad forzosa, pornografía infantil o explotación sexual. A veces se prefiere a los niños para trabajar porque se considera que sus manos pequeñas son más aptas para desenredar redes de pesca, coser prendas lujosas o cosechar cacao.
Dos terceras partes de las víctimas de la trata de personas de todo el mundo son mujeres. La gran mayoría de ellas son jóvenes que han sido engañadas con falsas promesas de empleo y después violadas, drogadas, encerradas, golpeadas o amenazadas con actos de violencia, o a las que se han impuesto deudas, se ha despojado de su pasaporte o se ha chantajeado.
Es probable que el envejecimiento de la población y la creciente incidencia de casos de diabetes en muchos países desarrollados incrementen la demanda de trasplantes de órganos y contribuyan a que este delito sea más lucrativo.
Tráfico de personas
El tráfico de personas se encuentra estrechamente vinculado a la trata de personas, pues muchos migrantes pueden ser víctimas de trabajos forzosos a lo largo del viaje. Los traficantes pueden forzar a los migrantes a trabajar en condiciones inhumanas con el fin de pagar el paso ilegal entre fronteras.
Para enfrentar estos delitos, la ONU aprobó en el 2000, en Palermo , Italia, el Protocolo contra la Trata de Personas que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional de ese mismo año.
En 2010, la Asamblea General de la ONU adoptó un Plan de Acción Mundial para Combatir el Tráfico de Personas, urgiendo a los Gobiernos de todo el mundo a derrotar este flagelo.
El Plan llamó a integrar la lucha contra la trata en los programas de las Naciones Unidas para el fomento del desarrollo y el refuerzo de la seguridad mundiales.
En consonancia con lo expuesto cada 23 de septiembre, se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, flagelo que agobia no solo a los países del tercer mundo en una sociedad cada día más demandante. Esta fecha fue instaurada por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas en coordinación con la Conferencia de Mujeres que tuvo lugar en Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999.
En septiembre de 2015, los países aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y aceptaron cumplir los objetivos y las metas relacionados con la lucha contra la trata. Estos objetivos piden que se ponga fin a la trata y la violencia contra los niños, que se tomen medidas contra la trata en general, y que se acabe con todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas y de su explotación.
En el 2016, tuvo lugar otro acontecimiento importante, la Cumbre sobre los Refugiados y los Migrantes en la que se aprobó la Declaración de Nueva York.
En este documento, los países se comprometen a cumplir 19 puntos, tres de los cuales, precisamente, se centran en combatir la trata de personas y el contrabando de migrantes.
EE. UU propicia la Trata de Personas
Estados Unidos no es una excepción a la práctica de la esclavitud moderna, aunque sea un delito por el cual rara vez es responsabilizado en las Naciones Unidas y otras instancias internacionales.
Una serie de delitos ocultos que se extienden por centros urbanos y por localidades fronterizas de Estados Unidos incluyen el trabajo forzado de migrantes, la trata de personas, la explotación sexual de menores y la servidumbre doméstica.
En su Informe sobre Trata de Personas de 2018, el Departamento de Estado estadounidense dijo que, a pesar de su alcance global, ese delito se perpetra en una cuantía inimaginable localmente, «en un salón de belleza o su restaurante favorito; en la casa de un vecindario o en un hotel popular; una granja rural…», por citar algunos puntos.
Pero cuatro casos recientes de alto perfil de trata de personas y comercialización sexual han puesto al descubierto el creciente problema en las grandes ciudades y los rincones más recónditos de Estados Unidos.
Uno fue el procesamiento de un megamillonario que enfrenta cargos federales por presuntamente dirigir una operación de tráfico y trata sexual que atrae a docenas de niñas y adolescentes, algunas de ellas de tan solo 14 años.
El segundo fue el de un cantante afroestadounidense, acusado de participar presuntamente en actividades sexuales ilegales que involucran a 10 mujeres, ocho de ellas menores de edad, y de pagarles dinero para guardar silencio.
En ambos casos los acusados se declararon inocentes.
El tercer episodio involucró a 16 efectivos del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, uno de los servicios elitistas de las fuerzas armadas estadounidenses, que el 25 de julio del 2019 fueron detenidos por cargos de tráfico de personas, tráfico de drogas y transporte de inmigrantes mexicanos indocumentados.
Hace unos días se supo que las autoridades de la Marina estadounidense decidieron expulsar a 24 de sus miembros por estar implicados en delitos de narcotráfico y tráfico de personas, según informó la mayor de la Primera División de Marines de California, Kendra Motz, citada por Military.com.
La indagación se inició el año pasado luego de que efectivos de la Patrulla Fronteriza, que vigilan el límite compartido con México, detuvieron un vehículo sospechoso, donde encontraron a tres personas mexicanas indocumentadas. En el automóvil, además, había un conductor y un pasajero identificados como marines.
Según publica este lunes el medio mexicano Excelsior, los migrantes irregulares habrían pagado 8000 dólares cada uno para ser trasladados a Los Ángeles.
La investigación avanzó hasta que se llegó a la conclusión de que había más uniformados partícipes, y por eso en julio de 2019, agentes policiales irrumpieron en un batallón y detuvieron a varios de los marines.
En febrero pasado, además, The New York Times publicó en primera plana un artículo sobre un multimillonario propietario de un famoso equipo de fútbol americano que fue acusado de dos cargos de solicitar sexo en forma ilegal, dentro de una amplia investigación sobre prostitución y presuntos delitos de trata de personas en el estado de Florida.
La difusión de esos casos en los medios de comunicación estadounidenses ha provocado una interrogante: ¿qué tan extendida está la esclavitud moderna en Estados Unidos, un país frecuentemente descrito por el presidente Donald Trump «como el más grande del mundo»?
Los datos acumulados demuestran que en realidad los Estados Unidos favorece la trata de personas, pues es , al igual que la droga, un negocio muy lucrativo. Al amparo de una escandalosa impunidad propiciada por la bochornosa falta de acción gubernamental, despiadadas mafias ,lucran y se enriquecen con el sufrimiento de sus pobres víctimas.
El Departamento de Seguridad Nacional dice que cada año «millones de hombres, mujeres y niños son víctimas de trata en todo el mundo, incluso aquí en Estados Unidos».
Además, destaca que la trata puede ocurrir en cualquier comunidad y las víctimas pueden ser de cualquier edad, raza, género o nacionalidad.
En una entrevista con IPS, Romina Canessa, abogada de derechos humanos y oficial de programas de equipo para el fin de la trata sexual de la organización no gubernamental Equality Now, explicó que «desafortunadamente, no tenemos cifras exactas sobre cuán extendida está la trata sexual en Estados Unidos».
«Sabemos que Estados Unidos es un país de origen, destino y tránsito para la trata. También sabemos que la mayoría de las víctimas de trata en Estados Unidos son de dentro del mismo país y que la forma más frecuente de trata es la trata sexual de mujeres y niñas”, resumió.
Por su parte, Elizabeth Meléndez Fisher, cofundadora y directora ejecutiva de la Fundación Selah Freedon/Selah Way, puntualizó en un artículo en The New York Times el 19 de julio que el abuso y la explotación sexual de mujeres y niñas vulnerables siempre han ocurrido en Estados Unidos.
Urmila Bhoola, relatora especial de lasNaciones Unidas sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, dijo a IPS que la esclavitud fue el primer problema de derechos humanos que logró despertar una gran preocupación internacional, lo que colaboró en su ilegalización y oficial erradicación.
Romy Hawatt, miembro fundador de la Red Global de Sostenibilidad (GSN), señaló en un artículo para IPS que un informe de 2018 del Índice Global de Esclavitud estimaba que unas 503.000 personas estaban atrapadas en la esclavitud moderna en Estados Unidos, siete veces más que las cifras anteriores.
Canessa, de Equality Now, destacó que actualmente no hay una estimación oficial del número de víctimas en los Estados Unidos ni datos confiables. Hay estadísticas, por ejemplo, sobre el número de casos federales de tráfico y trata sexual, pero esta no es una representación precisa, ya que muchos casos no son procesados o lo son bajo diferentes leyes y cargos.
A su juicio, los casos con frecuencia pasan desapercibidos o no se denuncian.
«Se impide que muchas víctimas de trata sexual busquen ayuda, y también es común que las personas no se identifiquen como alguien que fue víctima de trata», afirmó.
Esas víctimas, de hecho, pueden percibirse a sí mismas como delincuentes y temer ser procesadas por las autoridades.
“Aunque no se dispone de cifras precisas sobre lo que está ocurriendo en Estados Unidos, sabemos que la mayoría de las víctimas son locales, gracias a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Según las leyes internacionales y las locales de Estados Unidos, la trata puede incluir, pero no necesariamente, al delito del tráfico, que es el traslado transfronterizo ilegal de personas por parte de traficantes de seres humanos.
Hay un elemento a subrayar: cualquier acto sexual comercial que involucre a una niña es trata, por lo que en los casos de las personas menores de edad no se requiere fuerza, fraude o coerción, precisó Canessa.
La trata de menores: uno de los secretos mejor guardados y más oscuros de Estados Unidos.
Cuando se habla de «tráfico humano» a menudo se piensa en personas procedentes de otros países que son introducidas ilegalmente por tierra y mar y después forzadas a trabajar contra su voluntad en lugares extranjeros.
Hacia Estados Unidos se trafica gente de México, Centro y Sudamérica.
Pero la vasta mayoría de niños que se compran y venden por sexo cada noche en Estados Unidos son menores estadounidenses.
Según una reveladora investigación publicada por la BBC, en Estados Unidos, la pobreza, las carencias y la explotación llevan a que miles de sus propios niños se vean atraídos hacia un oscuro submundo que ofrece pocas salidas.
El FBI (Agencia Federal de Investigaciones) asegura que el abuso sexual infantil ha llegado a niveles casi epidémicos, a pesar de que el año pasado la agencia rescató a 600 niños.
Desde la costa este hacia el centro de occidente del país hemos escuchado historias de muchas mujeres, todas muy similares e igual de horribles.
La BBC recogió testimonios terribles y muy similares de muchas mujeres.
Abandonadas, abusadas, explotadas y a menudo ignoradas, todas empiezan a una corta edad. A veces incluso son acosadas por la misma gente que debería estar protegiéndolas.
Pero las historias que hemos escuchado sugieren que sólo han llegado a tocar la superficie de uno de los secretos mejor guardados y más oscuros de Estados Unidos.
En Minnesota conocimos a extrabajadoras sexuales que habían buscado apoyo de un grupo de ayuda llamado Breaking Free (Liberándose). La mitad de las mujeres en el grupo tenían menos de 18 años cuando fueron vendidas a cambio de sexo por primera vez.
Muchas de las otras no tenían mucho más de 18 años.
Una mujer dice que su tía la compró a los 14 años. «Le dio a mi mamá US$900. Me dijo que iba a llevarme de compras al centro comercial», cuenta. La tía la llevó a las casas de vendedores de drogas donde fue violada y drogada.
«Me dejaba… y luego (decía) algo como ‘estabas hecha un desastre, querías quedarte allí’», recuerda. Pronto comenzó a creer que el abuso era su culpa y su elección.
Otra mujer dice que tenía 17 años cuando la expulsaron de su casa.
«Quería drogarme» dice, y comenzó a trabajar como prostituta. Después empezó a usar la página de anuncios clasificados Backpage.com para ganar más dinero y mantener su adicción.
Una tercera mujer tenía 14 años cuando fue secuestrada por «un tipo que pensé que me gustaba».
No regresó a su casa durante dos años.
Jenny Gaines, quien dirige el grupo de discusión en Breaking Free, dice que muchos «manipulan y se aprovechan de las niñas menores de edad».
Una mujer afirma que su abusador «sabía que yo tenía 14 años, tuvo que saber que yo era menor de edad». Esto a pesar de sus intentos de pretender que tenía 18 años.
«Cuando descubrió cuántos años tenía no se detuvo… quiso tenerme incluso más».
Mantenerse fuera de «la vida»
Una mujer que fue traficada por primera vez a los 14 años dice que ahora está viviendo en un refugio y está luchando por no regresar a la prostitución.
«En mi teléfono todavía tengo los nombres de mis clientes, ni siquiera los he borrado todavía y necesito borrarlos» dice. «Porque cuando me deprimo, cuando me siento realmente asqueada, quiero tener esos números conmigo».
Pero afirma que no desea regresar a esa vida.
«Es un enorme círculo, te drogas, te prostituyes, ganas dinero y así sigues dando vuelta una y otra vez. Y tienes que romper todo eso para poder empezar a estar bien».
Es una lucha cuesta arriba. «Solo necesito apoyo y creer en mí misma, en que puedo lograrlo. Me encuentro en un lugar muy curioso».
«Tenía ocho años cuando fui abusada por mi padre por primera vez. Entonces me regaló una bicicleta… Así aprendí que podías conseguir lo que quisieras a cambio de favores sexuales»
Para quienes fueron traficadas siendo niñas, el abuso, las drogas y la prostitución son la norma.
Otra mujer lo compara con una adicción. «Es como si tuviera un vacío, como si nada fuera suficiente. Y esto llena ese vacío y puedo dar a mis hijos lo que desean», le dice al grupo. «Y no tengo que pedirle nada a nadie».
Una repugnante infamia contra Cuba
Las precitadas realidades serían suficiente para silenciar al más grande de los cínicos , pero el gobierno del corrupto Donald Trump no tiene ni una pizca de escrúpulos para mentir y difamar. En otro paso de la escalada contra Cuba empujada por la ultraderecha anticubana en el Congreso, con la activa participación de los más altos personeros de la administración Trump y el apoyo entusiasta del execrable Secretario General de la OEA Luis Almagro, continúan los reintentos por desprestigiar los programas cubanos de colaboración en salud y restablecer el infame Programa de Parole para médicos cubanos.
Tal programa se estableció durante el Gobierno del expresidente, George W. Bush., con el objetivo de instar a médicos y personal cubano de la salud que prestan apoyo en diferentes países, a abandonar sus misiones y emigrar a EE.UU., dirigiéndose directamente a las embajadas estadounidenses en esos países.
Acudiendo constantemente a las falacias más burdas y la manipulación desvergonzadas, la Casa Blanca sigue en sus maquiavélicos intentos de calificar a los programas cubanos de colaboración de salud con otros países como una práctica de «esclavitud moderna» y de «trata de personas».
Es la nueva construcción propagandística de sectores de poder de una nación donde más de 600 mil personas están calificados oficialmente por estudios internacionales como esclavos modernos.
Como expresara el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel en su cuenta de Twitter: «Nuevamente la mentira imperial intenta desprestigiar a los programas cubanos de colaboración de salud con otros países calificándolos como una práctica de ‘esclavitud moderna’ y de ‘trata de personas’.
Les molesta la solidaridad y el ejemplo de Cuba», añadió el mandatario cubano.
Realidad cubana
Cuba mantiene una política de tolerancia cero sobre la trata de personas.
La cancillería cubana publicó recientemente los datos recopilados entre mayo de 2018 y 2019 sobre la trata de personas en la isla, con énfasis en que la caída de los hechos asociados a este problema mundial se debe a la política de tolerancia cero que mantiene al respecto nuestro país.
El informe refiere que fueron 15 los casos juzgados por situaciones típicas de trata, seis menos que los reseñados en el período anterior. De ellos, 12 correspondieron a fines de explotación sexual, dos a mendicidad forzada y uno a fines de esclavitud.
Cuba se enorgullece de no contar con redes de este tipo y de mantener un estricto control sobre el tema bajo las leyes y normas establecidas.
Diversas son las actividades que en este sentido el país pone a disposición de su población, con el fin de ofrecer un desarrollo satisfactorio de cada ciudadano en la sociedad.
Para ello se trabaja a través de las decenas de Casas de Orientación a la Mujer y la Familia donde se brinda ayuda y orientación a las víctimas que acuden a estas instituciones asesoradas por un grupo multidisciplinario de Especialistas. También la Federación de Mujeres Cubanas ( FMC) con el despliegue de sus Activistas y Brigadistas Sanitarias acciona en aras de detectar, oportunamente, los casos en la comunidad.
De manera general en la isla se aplica una política amplia de coordinación entre las entidades de la sociedad que inciden o pueden tener un impacto para abordar el problema de la trata de personas y la explotación de la prostitución. En la Ley de Procedimiento Penal se establece que todos los organismos, órganos y otras entidades del país, incluso privadas, están en el ineludible deber de suministrar a los tribunales, a los instructores y a la policía, los informes, datos y antecedentes que éstos requieran para la investigación de cualquier delito, entre los que se puede incluir la trata de personas.
El llamado de atención debe ir dirigido a cada persona con ánimos de lucro a través del dolor ajeno, pues la dignidad humana engrandece a aquel que la respeta.
En contraposición con esta innegable realidad cubana, las desgarradoras historias que estremecen hoy hasta sus cimientos a la sociedad norteamericana nos muestran apenas el umbral de un tenebroso infierno vinculado a la trata de personas en los Estados Unidos que las autoridades de la perversa camarilla que preside el mentiroso Donald Trump y sus lamebotas como Almagro, tratan de silenciar ya que revelan con toda claridad la verdadera naturaleza deshumanizada de un Imperio en decadencia, que no tiene moral para lanzar sus sucias calumnias contra la generosa solidaridad internacionalista que practica nuestro pueblo.