«La traviata» sigue casi al pie de la letra la historia contada en la ópera de Verdi —cuya partitura suena sin las voces y algo cercenada— por Francesco Maria Piave. Es un ballet clásico en el más amplio de los sentidos, con una coreografía que firma el propio Urlezaga y que busca la expresividad por encima del virtuosismo, aunque los solistas no tengan una particella fácil. El vestuario es rico y atractivo, aunque no así la escenografía, castigada además por una iluminación roma y vulgar.
Una compañía —Ballet Concierto— muy joven y todavía sin el peso específico deseable acompaña a Urlezaga, que ha pensado más en el conjunto del espectáculo que en sí mismo; sus intervenciones están llenas de clase, de prestancia, de suficiencia técnica. Eliana Figueroa también dibuja con sensibilidad y bella línea su Violetta Valery.
ABC, 8-V-2010