Extremadura 1941 / Barcelona 1981Dos tramas se desarrollan de forma paralela; una en Extremadura en el año 1941; la otra en Barcelona en 1981. Un crimen cometido durante la posguerra española produce consecuencias en tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que se han cruzado en sus vidas durante cuarenta años. Complots, secuestros, asesinatos, torturas, violencia machista, son algunos ingredientes de esta fantástica novela. Mi ejemplar de La tristeza del samurái llevaba en la estantería de mi habitación más de un año. Y a pesar de las ganas que tenia de leerlo, fui dejando pasar el tiempo hasta que llegó Laky a rescatarnos son sus lecturas simultáneas. La noche del domingo me acosté temprano para poder levantarme sin dolor a las 6:00am. Sin embargo a las 0:00, cuando llevaba ya casi una hora durmiendo, un resorte saltó dentro de mí y me desperté, totalmente desvelada. Aquí empezaron los primeros capítulos (3 o 4) de madrugada, y otro más cuando me levanté a la seis. Medio más en el vestuario, porque llegué temprano, y un rato mas durante el café (que tomé sola). Luego las dos horas de la comida, un rato a última hora, las horas eternas esperando a entrar en inglés a las 20.30… y creo que tres más antes de dormir. ¿Resultado? Aproximadamente la mitad de la novela en las primeras 24 horas. Claro, que esto viene a ser habitual en mí día a día.Sin embargo esta vez ha sido un poco diferente, porque a pesar de haber empezado tan fuerte, algunas circunstancias de esa semana me hicieron bajara el ritmo drásticamente. Y en cierta manera, creo que fue lo mejor. Envidio a esa gente que fue a un ritmo suave desde el principio, porque realmente es una novela para leer despacio, masticarla y dejarla digerir lentamente. Porque si habitualmente estamos acostumbrados a definir la novela negra como ligera y fácil, creo que Víctor del Árbol se descuelga de esa definición desde los primeros capítulos, regalándonos a los lectores una historia compleja, bien pensada, dura y llena de pasiones humanas. En ella nos habla de un crimen, es cierto, pero también de amor, rencor, venganza, traición y lealtad. Todo junto en una trama que enlaza a varias familias a lo largo de muchos años. De toda su vida, tal vez.La historia comienza al revés, conociendo el final pero a la vez ignorándolo todo. Luego, nos lleva a lo largo de 30 años con saltos temporales cogiendo datos de aquí y de allá hasta completar el puzle. Un rompecabezas que nos transporta a la Extremadura de postguerra o al Madrid de la transición, tomando como hitos clave hechos históricos importantes como el frente ruso donde se envío la División Azul, o el 23F.No es una novela sobre la guerra civil, tampoco sobre el intento golpe de estado del 23 de febrero de 1981. En realidad es una historia que toma este telón de fondo para dar credibilidad a la historia, sobre todo teniendo en cuenta las connotaciones duras y grises que llevan. Fueron épocas oscuras, y precisamente por ello es ideal para lo que el autor propone.Así que si ya de por sí pueden resultar muy interesantes estas ambientaciones, no solamente es la situación lo que le da vida a esta novela. De hecho, lo que realmente la caracteriza son sus excelentes personajes. Todos y cada uno de ellos, que no son pocos. Se trata casi de una novela coral en la que cada uno de los actores aporta su canto, mas fuerte o más débil, hasta formar la imagen global que conforma la novela.Se pueden contar más de 10 personajes cuasi-principales en la novela, que no llega a las 500 páginas. Y sin embargo no tengo un solo pero para ellos, porque su construcción es tan absolutamente minuciosa y creíble que casi quita el aliento. Ahí es donde nos damos cuenta que es la ambientación la que va de acorde a ellos y no al revés. Porque son ellos los que llevan la batuta. No importa que vivan una dictadura o una etapa de libertades. Y es que la maldad siempre estará presente en el género humano.Eso es lo que nos enseñan a cada paso que dan: Todos manchados por el pasado, o por la falta de futuro. Dolorosos y desahuciados. Encumbrados y vengativos. Avergonzados y cobardes. Eso es lo que nos enseña de la naturaleza del hombre, lo que aportan todos ellos en su conjunto y lo que desencadena esta historia de rencores pasados que salpican hasta el día de hoy.Muchos dirán que de nada sirve una gran ambientación y unos personajes espectaculares si la trama hace aguas. Pero es que no las hace. No hay resquicios, ninguna fisura por donde podamos pillarle. Porque todo esta tan calculado que no cabe otra opción que aceptar que simplemente es perfecto. Con o sin sorpresas, eso ya depende de vosotros y de la atención que le pongáis. Y por si además fuera poco el ritmo, la cadencia y la prosa son realmente buenas. No lo que uno se espera cuando le dicen que es una novela negra, más que nada porque en cierta manera no lo es. Es psicológica, es profunda y es meditada. Es para leerla con calma y darse cuenta de que estamos leyendo a alguien que tiene mucho talento, que llegara lejos.Pero a la vez corremos el riesgo de que al paladearla nos demos cuenta de la realidad: que es triste, muy triste. Y no nos alivia la tensión dramática en ningún punto, ni siquiera en ese niño pequeño en el que ponemos las esperanzas. Porque al final, cuando todo lo que nos rodea está podrido, es difícil salvar algo de esa contaminación. Así que en su conjunto me ha impactado mucho por el dolor que transpira, y llegado al final me ha dejado mal cuerpo ¿Es eso malo? En realidad no, y es que en el fondo no me ha contado nada que yo ya no supiera: que las cosas no cambian y que todos estamos sucios por dentro y que por mucho que queramos quitar esas manchas al final solo las esparcimos más.Evidentemente no os puedo dejar de recomendar esta novela, y no necesito explicaros más porque realmente es buena. De esas que te llegan y te marcan, que están bien escritas y son coherentes. Que no es poca cosa.
Extremadura 1941 / Barcelona 1981Dos tramas se desarrollan de forma paralela; una en Extremadura en el año 1941; la otra en Barcelona en 1981. Un crimen cometido durante la posguerra española produce consecuencias en tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que se han cruzado en sus vidas durante cuarenta años. Complots, secuestros, asesinatos, torturas, violencia machista, son algunos ingredientes de esta fantástica novela. Mi ejemplar de La tristeza del samurái llevaba en la estantería de mi habitación más de un año. Y a pesar de las ganas que tenia de leerlo, fui dejando pasar el tiempo hasta que llegó Laky a rescatarnos son sus lecturas simultáneas. La noche del domingo me acosté temprano para poder levantarme sin dolor a las 6:00am. Sin embargo a las 0:00, cuando llevaba ya casi una hora durmiendo, un resorte saltó dentro de mí y me desperté, totalmente desvelada. Aquí empezaron los primeros capítulos (3 o 4) de madrugada, y otro más cuando me levanté a la seis. Medio más en el vestuario, porque llegué temprano, y un rato mas durante el café (que tomé sola). Luego las dos horas de la comida, un rato a última hora, las horas eternas esperando a entrar en inglés a las 20.30… y creo que tres más antes de dormir. ¿Resultado? Aproximadamente la mitad de la novela en las primeras 24 horas. Claro, que esto viene a ser habitual en mí día a día.Sin embargo esta vez ha sido un poco diferente, porque a pesar de haber empezado tan fuerte, algunas circunstancias de esa semana me hicieron bajara el ritmo drásticamente. Y en cierta manera, creo que fue lo mejor. Envidio a esa gente que fue a un ritmo suave desde el principio, porque realmente es una novela para leer despacio, masticarla y dejarla digerir lentamente. Porque si habitualmente estamos acostumbrados a definir la novela negra como ligera y fácil, creo que Víctor del Árbol se descuelga de esa definición desde los primeros capítulos, regalándonos a los lectores una historia compleja, bien pensada, dura y llena de pasiones humanas. En ella nos habla de un crimen, es cierto, pero también de amor, rencor, venganza, traición y lealtad. Todo junto en una trama que enlaza a varias familias a lo largo de muchos años. De toda su vida, tal vez.La historia comienza al revés, conociendo el final pero a la vez ignorándolo todo. Luego, nos lleva a lo largo de 30 años con saltos temporales cogiendo datos de aquí y de allá hasta completar el puzle. Un rompecabezas que nos transporta a la Extremadura de postguerra o al Madrid de la transición, tomando como hitos clave hechos históricos importantes como el frente ruso donde se envío la División Azul, o el 23F.No es una novela sobre la guerra civil, tampoco sobre el intento golpe de estado del 23 de febrero de 1981. En realidad es una historia que toma este telón de fondo para dar credibilidad a la historia, sobre todo teniendo en cuenta las connotaciones duras y grises que llevan. Fueron épocas oscuras, y precisamente por ello es ideal para lo que el autor propone.Así que si ya de por sí pueden resultar muy interesantes estas ambientaciones, no solamente es la situación lo que le da vida a esta novela. De hecho, lo que realmente la caracteriza son sus excelentes personajes. Todos y cada uno de ellos, que no son pocos. Se trata casi de una novela coral en la que cada uno de los actores aporta su canto, mas fuerte o más débil, hasta formar la imagen global que conforma la novela.Se pueden contar más de 10 personajes cuasi-principales en la novela, que no llega a las 500 páginas. Y sin embargo no tengo un solo pero para ellos, porque su construcción es tan absolutamente minuciosa y creíble que casi quita el aliento. Ahí es donde nos damos cuenta que es la ambientación la que va de acorde a ellos y no al revés. Porque son ellos los que llevan la batuta. No importa que vivan una dictadura o una etapa de libertades. Y es que la maldad siempre estará presente en el género humano.Eso es lo que nos enseñan a cada paso que dan: Todos manchados por el pasado, o por la falta de futuro. Dolorosos y desahuciados. Encumbrados y vengativos. Avergonzados y cobardes. Eso es lo que nos enseña de la naturaleza del hombre, lo que aportan todos ellos en su conjunto y lo que desencadena esta historia de rencores pasados que salpican hasta el día de hoy.Muchos dirán que de nada sirve una gran ambientación y unos personajes espectaculares si la trama hace aguas. Pero es que no las hace. No hay resquicios, ninguna fisura por donde podamos pillarle. Porque todo esta tan calculado que no cabe otra opción que aceptar que simplemente es perfecto. Con o sin sorpresas, eso ya depende de vosotros y de la atención que le pongáis. Y por si además fuera poco el ritmo, la cadencia y la prosa son realmente buenas. No lo que uno se espera cuando le dicen que es una novela negra, más que nada porque en cierta manera no lo es. Es psicológica, es profunda y es meditada. Es para leerla con calma y darse cuenta de que estamos leyendo a alguien que tiene mucho talento, que llegara lejos.Pero a la vez corremos el riesgo de que al paladearla nos demos cuenta de la realidad: que es triste, muy triste. Y no nos alivia la tensión dramática en ningún punto, ni siquiera en ese niño pequeño en el que ponemos las esperanzas. Porque al final, cuando todo lo que nos rodea está podrido, es difícil salvar algo de esa contaminación. Así que en su conjunto me ha impactado mucho por el dolor que transpira, y llegado al final me ha dejado mal cuerpo ¿Es eso malo? En realidad no, y es que en el fondo no me ha contado nada que yo ya no supiera: que las cosas no cambian y que todos estamos sucios por dentro y que por mucho que queramos quitar esas manchas al final solo las esparcimos más.Evidentemente no os puedo dejar de recomendar esta novela, y no necesito explicaros más porque realmente es buena. De esas que te llegan y te marcan, que están bien escritas y son coherentes. Que no es poca cosa.