Me he reído y me he emocionado a partes iguales, porque es una historia agridulce, dura, tierna y llena de valores. Tiene un ritmo pausado que invita a reflexionar sobre lo que sucede.
"Aquel día, no obstante, la miseria desapareció por un breve espacio de tiempo para una familia cubierta de unos dieces casi interminables en el boletín de notas de su joven y extraordinario hijo". En definitiva, una novela que llega, que transmite la importancia de luchar contra las injusticias y de creer en uno mismo. Y es que, cuando la vocación por enseñar a los más desfavorecidos y el ferviente deseo de aprender se combinan, no hay riqueza ni poder alguno que pueda impedirlo.