La truculenta historia de la locura

Publicado el 12 abril 2019 por Carlosgu82

La psiquiatría no ha podido demostrar todavía la existencia de una causa biológica que explique a qué se deben la mayor parte de las neurosis, depresiones o psicosis.

Hace ya más de 2000 años que Sócrates dijo que “nuestras mayores bendiciones nos llegan a través de la locura”, lo que pasa es que la locura o enfermedad mental raramente presenta rasgos calificables como benditos, más bien inspira asombro y temor en el hombre.

Quizá ocasionalmente sus portadores han sido considerados como enviados de los dioses o como conocedores de una sabiduría distinta, pero lo más habitual es que su enfermedad se achacara a un castigo divino y se les aislara a causa de ello o se les expulsara de las ciudades.

Un ejemplo muy claro del rechazo social hacia este tipo de enfermos lo podemos ver en las llanadas naves de los locos en los que durante la primera mitad del siglo XIV se embarcaba a estos enfermos a la fuerza y se les desembarcaba en lugares lejanos.

En la Edad Media la ignorancia y la superchería junto a los prejuicios religiosos oscurecieron tanto el conocimiento clásico y las observaciones sobre estos enfermos mentales que sólo se han hallado manuales de los inquisidores que achacaban la locura a la posesión diabólica. Qué gran diferencia, parece mentira, con los países árabes que ya desde el año 700 habían empezado a dedicar atención a los locos y fundado hospitales para acogerles y tratarles en Fez, Bagdad, El Cairo y Damasco.

En occidente no sería hasta finales del siglo XVIII cuando la psiquiatría se constituyera en una ciencia autónoma gracias al psiquiatra francés Philipe Pinel (1745-1826), desapareciendo así las cadenas que mantenían inmovilizados a los alienados, sustituyendo la insalubridad y otras condiciones penosas en las que se les tenía a estos pacientes por otras más saludables.

Sigmund Freud y sus discípulos marcarían un cambio revolucionario en el entendimiento de las causas que provocan la enfermedad mental. Pero hasta la llegada de los fármacos (1952) no cambió por completo la calidad de vida de los enfermos mentales. Porque estas enfermedades se deben a desequilibrios químicos y hormonales o a lesiones cerebrales.

Hay no obstante demasiadas incógnitas por resolver aún. Tal vez algún día podrán sintetizarse fármacos definitivos para curar tales trastornos de manera definitiva. Pero todavía queda mucho por investigar en este campo.