La tuitera malvada

Publicado el 31 marzo 2017 por Cronicasbarbaras

La tuitera podemita Casandra Vera ha sido condenada a un año de cárcel y siete de inhabilitación por un delito de humillación a las víctimas del terrorismo tras divulgar 13 burlas tratando de hacerse la graciosa a costa del ex jefe de gobierno de Franco, Luis Carrero Blanco, muerto en atentado.

No irá a la cárcel pero esta murciana transexual aspirante a profesora de historia, de 21 años, perderá becas y trabajos públicos, lo que librará a los niños de ser adoctrinados por su concentración de odio.

Podemos quiere presentarla como una víctima de la represión, cuando sólo le aplican una ley pensada para evitar la humillación de las víctimas y a la vez controlar los extremismos . Aunque sea una sentencia errónea, no evita que esta persona sea una malvada que en otros tuits sobre ciudadanos vivos incita al terrorismo con un fanatismo enfermizo. Y eso no son bromas ni malos chistes.

La última revisión del artículo 578 del Código Penal, de 2015, se redactó para condenar la propaganda yihadista, lo que permitió detener a varios terroristas y vigilar a otros.

El problema es que inesperadamente condena también bufonadas de quienes, como ella, proponen mandar al otro mundo a los infieles ideológicos, no sólo religiosos.

Fanáticos y malvados como Casandra son peligrosos no sólo porque podrían matar, sino también porque tienen admiradores que muchas veces ejecutan sus deseos para ser reconocidos. Innumerable crímenes son ofrendas al maestro venerado.

Atentos al carácter e intenciones de Casandra expresados en tuits como estos:

“Espero que Cristina Cifuentes muera antes de las doce, será un puntazo que muera en el aniversario del pioletazo (Trotsky) de otra rata”,  “Esto lo escribe en otro país y automáticamente matar a Salvador Sostres es legal y conceden medalla de honor”, “Ejecutar a un facha mientras susurras al oído Madrid será la tumba del fascismo”.

Más aún: “Si fueras invisible, ¿qué harías? Matar a unos cuantos”, “Lo bueno de ser una persona fría es que no me temblará la mano si tengo que matar (sic) alguien”, “El asesinato de Rajoy va a ser”.

Una sentencia ejemplar sería imponerle escribir a mano, por ejemplo, diez mil veces lo contrario de sus centenares, incluso millares, de tuits malvados.

Y su inhabilitación debería ampliarse a décadas de alejamiento de los niños, aunque por proponer este castigo habrá feministas que acusen al cronista de violencia psicológica de género.

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SALAS