la verbena era muy extensa y se internaba en el boscaje de la noche. Las últimas barracas estaban en el otro polo del ferial.
pocos llegaban a la última caseta con embocadura de gruta de los milagros y con una dama cubierta de antifaz que pregonaba las curiosidades interiores.
los que entraban por fin, veían a sus antiguas novias, pues aquella era la barraca mágica de las novias desaparecidas y olvidadas, dedicadas las pobrecillas a tan triste oficio, a tan postrera exhibición.
(Ramón Gómez de la Serna)
ronronea: naia