Título: La última confidencia del escritor Hugo MendozaAutor: Joaquín CampsEditorial: Planeta, 2015.Páginas: 800.
Resumen Oficial.
El atractivo profesor de literatura Víctor Vega decide aceptar la insólita propuesta que le hace la viuda del escritor Hugo Mendoza: investigar si, a pesar de que su muerte fue rigurosamente certificada, su marido sigue vivo y averiguar quién envía, cada tres de diciembre, un nuevo manuscrito del escritor fallecido.
Paloma, una histriónica experta en matemáticas, y Santa Tecla, monja de clausura que además es un genio informático, también arroparán a Víctor en esta trepidante novela plagada de enigmas.
Joaquín Camps logra con maestría una trama entreverada de misterio, de denuncia, de amor. Y de su implacable pareja de baile: el desamor. Sus personajes, de lo más variopintos, tienen una fuerza desgarradora, que obliga al lector a mirar hacia la trastienda interior que todos llevamos dentro.
Impresión personal.
Hay algunos libros que, por mucho que una se proponga ser coherente y tirar de su lista de pendientes, te hacen sentir que si no te haces con ellos y los lees de inmediato, te estás perdiendo algo realmente bueno. Es como quedarse fuera de algo que todo el mundo comenta y hasta llegas a sentir cierta "exclusión" en la blogosfera si no tienes comentario alguno que hacer sobre el mismo. Algo parecido me ocurrió con este libro. De repente, irrumpió con fuerza y contundencia, tanto la novela como su autor y entre reseña y reseña, fue difícil hacerse la "dura" y esperar un tiempo para darle una oportunidad.
La trama en sí me ha tenido en vilo. Creo que resulta muy original y que está bien desarrollada y conseguida. Lo cierto es que, como ya sabéis, lo mio no es la investigación y ninguna de mis teorías resultó ser después la que en realidad era la verdadera, así que me vi sorprendida por un desenlace que no esperaba. Desde mi punto de vista, conseguir que en ochocientas páginas un escritor consiga tenerme alerta y con ganas de averiguar un desenlace determinado y que encima me sorprenda con él, tiene un mérito indescriptible. Además la propia estructura de la novela en capítulos relativamente cortos que van saltando de unos personajes a otros me ha parecido muy acertado y hace que el ritmo sea aún mayor y te cueste trabajo abandonar la lectura.
Junto a la trama, evidentemente, hay todo un elenco de personajes perfectamente diferenciados y muy variopintos de tal modo que cuando empieza un capítulo puedes intuir qué te puede deparar. Hay dos personajes que destacan para mi gusto en la novela. Uno presente, Víctor Vega, y otro ausente, Hugo Mendoza. Respecto a Victor Vega he tenido con él una relación amor-odio que ha ido dependiendo de la situación en que se encontraba. Para ser un profesor de literatura, que suelen ser bastante reflexivos e incluso, muchas veces, aburridos, Víctor rompe todos los esquemas y va de follón en follón por temas de faldas; hace de investigador privado en la novela; de ex-marido y padre responsable; y lo que menos me ha cuadrado, de héroe tipo Burt Lancaster que se enfrenta a situaciones peligrosas de las que sale por una acumulación de suerte en los momentos oportunos y de unas habilidades físicas que no he sido capaz de identificar en toda la novela. Algunas situaciones por las que atraviesa el personaje están para mi gusto demasiado forzadas; son quizás demasiado "peliculeras" y me han encajado mal con el profesor de literatura, aunque este tipo de licencias del autor no me ha impedido disfrutar de cada una de estas situaciones precisamente porque están descritas de forma muy gráfica.
Junto a ellos, encontramos a la exagerada Paloma, exagerada en todo y difícil de encontrar en la vida real. Pero la verdad es que me da igual; a pesar de lo increíble del personaje, me lo he pasado genial con ella. Divertida, ocurrente, inteligente, mordaz y, sobre todo, leal amiga de Víctor y de Santa Tecla, otro de los personajes curiosos de la novela, que en la vida real no creo que exista. Dos personajes peculiares que ponen la nota de humor en la historia pero que realmente son las dos personas en las que Víctor puede confiar al cien por cien.
El resto de personajes juegan perfectamente su papel en una trama sumamente compleja. Un entramado de relaciones, ámbitos diferenciados en los que te resulta difícil vislumbrar las relaciones que se entretejen entre unos personajes y otros, unos ámbitos y otros. La verdad es que para ser su primera novela, el autor se ha lucido y tengo ganas de ver que nos depara el futuro respecto de su obra.
En conclusión, La última confidencia del escritor Hugo Mendoza tiene todos los ingredientes para que guste a un amplio elenco de lectores, a pesar de sus ochocientas páginas: intriga, un misterio colosal y difícil de desenredar, romance, unos personajes contundentes, literatura de por medio y un lenguaje y ritmo tan ágil que se lee casi del tirón. Totalmente recomendable.