El público se pone de píe y grita eufóricamente “BRAVO; BRAVO, BRAVO…”, fue tal la ovación que salió el elenco completo de la obra al escenario para agradecer al público por el alago, pero al entrar la directora se dio cuenta de que faltaba Barrabás y David, lo único que hacía era dar gritos, estaba histérica, caminando tras bastidores de un lado a otro, decía que era un mal gesto de parte de ambos el no haber salido y que aunque la escena de ellos es una de las principales de la obra no les daba derecho a hacer eso y que ahora le habían arruinado la felicidad de su noche.
La directora furiosa se encierra en su oficina dando un portazo que se escuchó en todo el teatro y no se oyó más nada, pensé por un momento ir a buscarlos a ver si los encontraba pero desistí de mi idea ya que los conocía muy bien, estaba más que segura que estarían tomando cervezas contentos en el bar de la esquina, así que no me preocupe para nada de esos dos.
Fui a cambiarme para salir a celebrar con los demás compañeros, ya que los otros dos locos se fueron por su lado a tomar cervezas, me visto y subo nuevamente al escenario a tomar unas fotos, me gusta tomar fotos después de cada una de las últimas funciones, ya que tengo un álbum de los teatros donde nos presentamos cuando estamos de gira.
Me di cuenta al caminar que todavía la sangre de la escena de David y Barrabás estaba en el escenario y llamé a gritos Alejandra, ya que ella es la encargada de este tipo de cosas, a mí la sangre me da estupor aunque sea de utilería.
Ella al ver esto me dice toda seria:
“Rebeca… esto no es sangre de utilería, es sangre de verdad…”
—Estás loca Alejandra… ¿Qué me estás diciendo, estás segura?, -Le dije asustada.
— Más que segura Rebeca, ojalá pudiera decirte lo contrario, mira voy a buscar a la directora ya que esto no me está gustando nada.
—Anda Alejandra, a ver qué pasa ahora… -Le dije.
A penas se fue Alejandra a buscar a la directora yo decido seguir el rastro de la sangre aunque me diera asco, son muchas manchas y había huellas de que han arrastrado algo, camino por detrás del telón y sigo los rastros rojos, bajo las escaleras a la parte baja del escenario que usualmente se utiliza para guardar cierta parte de la utilería.
Al bajar veo una sombra a lo lejos y el rastro de la sangre continuó por el suelo, al entrar ya vi que era Barrabás con un cuchillo clavado en su pecho, nuevamente no de utilería sino de verdad, él estaba bañado en sangre, con las ropas de la función todavía puestas, sentado con las piernas abiertas y apoyado en su costado.
Llamé a Alejandra gritando quién bajó corriendo junto a la directora a ver qué me estaba pasando, ahí ambas vieron a Barrabás muerto, la directora después de unos segundos y recuperar el aliento al ver eso, decide que era necesario llamar a la policía inmediatamente, estábamos solas en el teatro y gracias a Dios los chicos se habían ido a celebrar y no tendrían que ver esta escena tan macabra.
La directora no dejó de decirnos que esto era un éxito maldito y que era el fin de la carrera de todos y de la vida de la compañía teatral, ya que este crimen es como una sombra negra, y que lo sentía mucho por Barrabás.
Subimos las tres a la oficina de la directora echas un manojo de nervios, ella estaba marcando el número telefónico de la policía pero no dejaba de temblar y no coordinaba los dedos, las lágrimas de Alejandra delataron su romance con Barrabás que nadie sospechaba, pues él era casado y yo… la que le tiene miedo a la sangre saque valor de no sé dónde para realizar esa llamada ya que ninguna de las otras dos pudo hacer. En ese instante escuchamos un bullicio muy fuerte que salía de la parte del escenario, tranque el teléfono y subimos a ver qué pasaba.
Era el elenco al completo de la obra, Barrabás riéndose a carcajadas delante de Alejandra quien le dio una cachetada que se puede decir que lo dejo fuera de combate, la directora estaba histérica pero al final de los nervios se rió con el grupo, yo no podía creer que hicieran todo tan bien.
David dijo que tenía un primo que trabajaba en el banco de sangre del hospital y que le dio cien dólares por dos bolsas de sangre, ya que seguro Alejandra notaria la diferencia entre la verdadera y la falsa, el cuchillo lo cortaron ellos mismos y lo demás lo organizaron entre todos durante días para que nada saliera mal.
Así celebramos la última función de esta obra, un éxito total