Y casi siempre que recibo un email con cualquier información sin un toque de personalización ni de segmentación previa por parte de la agencia, el email va a parar a la papelera de reciclaje casi de forma inmediata.
Pero por algún motivo esta Navidad se me han pasado algunas, y hoy echándole un vistazo a mi bandeja de entrada, he encontrado esta bonita campaña de Milka en la que cuentan cómo una mujer donó su chalet en primera línea de playa a los niños más necesitados, vía Aldeas Infantiles, y cómo todos y cada uno de estos niños le agradecen poder dormir bajo un techo, con otros niños que se han convertido en sus amigos.
Una bonita acción que además tiene el simbolismo de "la última onza" de chocolate. Compartir esa última onza con alguien significa que esa persona es importante para ti (y obviamente para esos niños, esta mujer es como un angel de la guarda). Y tu, ¿a quién regalarías la última onza de tu tableta de Milka?
Bonito, ¿verdad?