La última tumba, de Alexis Ravelo

Publicado el 13 noviembre 2013 por Aramys

¨Quizá uno comienza a convertirse en criminal en el momento en que ve a las demás personas como medios y no como fines; cuando comienza a pensar en que para conseguir lo que uno quiere (dinero, poder, satisfacción sexual o que te dejen dormir tranquilo) vale la pena hacerles daño.¨

Va a sonar a tópico, pero después del Pequinés, tenía ganas de más Alexis Ravelo. Pasa que te quedas con ganas de seguir leyendo cosas de un escritor cuando te ha gustado, eso no es nada nuevo, nos pasa a todos continuamente, lo sé. El caso es que apenas terminé La estrategia del pequines, nos enteramos de que Ravelo había ganado el XVII Premio de novela negra ciudad de Getafe 2013, con una novela que aún no había publicado, La última tumba. Menuda buena noticia, ya no me pude sacar La última tumba de la cabeza. En vez de buscar sus anteriores títulos para leerlos, se me metió entre ceja y ceja leer ésta última novela, la premiada.

Si algo me gusta de Ravelo, es que no da concesiones al lector, Ravelo no es un tío blando, y como tal, tampoco trata con indulgencia al lector; se lo da todo crudo, sin masticar, tal como él lo siente. Sus personajes son así, sin edulcorar, sus tramas también, crudas, próximas, dolientes, negras, llenas de rencores, de heridas abiertas. Eso me gusta y me duele. Me gusta porque (me)toca las teclas correctas al lector; la empatía, el desasosiego, la ternura, dispara la adrenalina, la voracidad, pone en funcionamiento mecanismos ocultos que nos hacen interiorizar la novela, la historia, surge el cosquilleo de estar disfrutando, del placer.

Y me duele porque no puede ser de otra manera, porque cómo he dicho Ravelo lo suelta todo en frío, no camufla nada, y todo el dolor que destila la novela nos salpica ineludiblemente, toda la mugre nos pringa, el odio nos nubla la razón, la injusticia se nos clava como uñas sucias y furiosas.

¨La crueldad más absoluta no existe, porque la crueldad es más una consecuencia que un motivo y, sobre todo, porque siempre se pude se aún más cruel.¨

La última tumba es cómo un pura sangre, cómo un muscle car americano, cómo una enorme y bonita Magnum. La última tumba  es furia contenida, violencia futura, venganza fría y lenta y mortal. Adrián Miranda Gil, es condenado a más de veinte años de cárcel por un asesinato que no ha cometido, se ha comido un marrón que no es suyo. Drogadicto, chapero, ladrón, y extremadamente violento, Adrián es el asesino perfecto, el desahuciado ideal, el primo que estaba en el lugar correcto en el momento equivocado. Y esa fue su cruz.

La novela, escrita en primera persona, como si fuera una especie de apresurado diario personal, empieza justo en el momento en que Adrián es puesto en libertad. Ha pasado los últimos veinte años en prisión y está lleno de rabia y odio, de ganas de venganza hacia quien lo traicionó; porque si algo tiene claro es que alguien se la jugó, alguien lo vendió como sucia mercancía y por eso lo trincaron.

Es entonces cuando Ravelo nos pone en la piel de Adrián, nos hace ver su ira, su frustración, sus decisiones equivocadas, su violencia. Pero lo fascinante es la manera en que está construido el personaje de Adrián y por ende el resto de la trama; todo el conjunto es cómo he dicho furia contenida, una olla exprés silbando furiosa, apremiante, pero sin estallar, sin el más mínimo rastro de la virulencia que guarda en sus entrañas. Como Adrián. Ravelo nos muestra un Adrián tranquilo, trabajador, con una nueva vida, sin vicios, un hombre nuevo, lejos de aquel yonki violento, ahora tiene cuarenta años, se respeta a sí mismo, vive el presente, tiene rutinas, trabajo, algún ligue. Pero en su interior arde un fuego violento, un deseo irrefrenable de hacer justicia, su justicia.

Lo fascinante es como Ravelo ondula esas dos caras de Adrián, como es capaz de que sintamos una empatía cercana al amor con un personaje con una cara y un pasado ultra violento, con un ser a priori despreciable y altanero, vil, bruto y ruin. Porque nos debatimos, queremos justicia, nosotros queremos justicia, como Adrián, pero desde luego no compartimos sus métodos, ni su visión del mundo, ni su odio. Pero aun así entendemos su causa.

Me gusta cuando un autor no hace siempre lo mismo, cuando cambia de registro, cuando nos muestra que es capaz de ir más allá. Y Alexis lo hace en La última tumba, ha escrito una novela

El resultado es espectacular, La última tumba es redonda, apasionante, se nota que Alexis ha cuidado la trama, le ha dado vueltas, porque no sobra ni una sola línea, ni una letra, ni un punto; no hay efectos especiales, ni espejismos, ni conejos que salen de chisteras, la historia fluye viva, sin artificios, se alimenta de ti, cruda, fría y real.

Y un día, entre cervezas, Alexis Ravelo me va a contar porque de esos finales que te dejan con la mirada fija, el pecho hundido, herido.

La última tumba

Alexis Ravelo

Edaf 2013

253 páginas.